El ministro ruso de Recursos Naturales, Yuri Trutnev, ha anunciado su próxima visita a Khariaga, yacimiento petrolero cuyo desarrollo corre a cargo de la francesa Total, mediante un acuerdo sobre el reparto de la producción.
Los expertos no dudan de que este funcionario, en caso de que se lo proponga, podrá descubrir en Khariaga cualquier clase de infracciones de las normativas medioambientales en vigor, y advierten que la actuación de dicho departamento acabará por expulsar a las empresas extranjeras desde Rusia.
‘Seguro que el ministro va a detectar algunas violaciones, ni siquiera tiene que inventarlas - comenta Konstantin Cherepanov, de la compañía Ray, Man & Gor Securities - . Actuando en Rusia, las petroleras se han acostumbrado a la práctica de que nuestras leyes drásticas de protección medioambiental pueden incumplirse'.
El Ministerio de Recursos Naturales conseguirá que las empresas foráneas sean desalojadas del mercado ruso, auguran los analistas. ‘Las únicas propiedades extranjeras que sí resultan protegidas aquí son dos empresas conjuntas, TNK-BP y otra más, participada por Lukoil y ConocoPhillips, que promueve la explotación de los campos petroleros en la región de Timano-Pechora - afirma Alexander Razuvaev, de Megatrustoil -. Las demás compañías extranjeras pertenecen a la zona de riesgo. Se vislumbra en Rusia una marcada tendencia a la nacionalización de la industria del gas y el petróleo y a la gradual expulsión de los extranjeros desde el país.
‘El departamento de Recursos Naturales es una de las herramientas usadas para presionar sobre las entidades de capital foráneo - dice Cherepanov -. Parece poco probable que se vean expulsadas totalmente desde los acuerdos sobre el reparto de la producción pero sí podrían perder el control de esos proyectos, traspasando una parte de sus acciones a las empresas públicas rusas. Así, Shell podría cederle a Gazprom una participación en Sakhalin-2'.
Los observadores admiten que la producción interna no se vería afectada por la retirada de las empresas extranjeras. Tampoco va a mermar el flujo de inversiones a raíz del escándalo de Sakhalin. Ahora bien, las petroleras rusas podrían ver abortados sus planes de expansión internacional y adquisición de refinerías en otros países. ‘Rusia se va aislando con esta apuesta por los recursos propios en la producción petrolera - constata Cherepanov -. Y no es que sea algo negativo en sí pero los métodos usados para poner a jugadores locales en lugar de inversores foráneos podrían repercutir contra nuestros intereses. Así, Rosneft y Gazprom podrían chocar con una resistencia muy fuerte en sus intentos de comprar empresas del sector energético en Europa'.
