Europa no necesita nueva política de disuasión frente a Rusia, dice experto. Nezavisimaya Gaceta

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Antes de 2006, la UE se había empeñado en construir con Rusia una alianza energética pero la situación cambió dramáticamente después de la disputa de hidrocarburos entre Moscú y tres países de tránsito - Ucrania, Bielorrusia y Lituania - así como a raíz de las guerras comerciales de Rusia con Georgia y Moldavia, escribe Alexander Rahr, responsable de programas para Rusia y la CEI en el Consejo alemán de política exterior.

Una vez integrados en la UE y la OTAN, los antiguos satélites de la URSS empezaron a aplicar una política autónoma con respecto al Este. La defensa de países como Georgia, Moldavia o Ucrania contra la presunta presión imperial por parte de Rusia es uno de los elementos de esta línea. Desde Varsovia se escuchan ya las propuestas de crear una nueva OTAN, en lo energético. Cuando los veteranos de la UE sugirieron a los novatos actuar con mayor discreción respecto a Rusia, Polonia y los países del Báltico vertieron críticas contra aquéllos diciendo que Europa Occidental debería solidarizarse con los nuevos miembros venidos del Este. Occidente ya lo hace prácticamente en todos los temas, y la pregunta es hasta cuándo puede manifestar tal solidaridad que es capaz de provocar a futuro nuevas formas de conflictos en las fronteras orientales de la UE.

Polonia, Lituania y Rumania están en la primera línea en lo que concierne a la promoción de cuatro naciones integradas en la alianza GUAM - Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia - como candidatas para el ingreso en la OTAN y la UE. Todo indica que EEUU respaldas esas aspiraciones políticas. Como respuesta, el presidente ruso Vladímir Putin propuso en la última cumbre del G-8, celebrada en Heiligendamm, que Occidente en general y EEUU en particular vuelvan a la idea de un espacio de seguridad común usando para el sistema global de defensa antimisil el radar existente en el territorio de Azerbaiyán, es decir, dentro de la GUAM.

La entrevista de Bush con Putin, que tendrá lugar dentro de tres semanas, ha de aclarar esta situación y reducir la tensión que ha surgido nuevamente en Europa. Nadie debería oponerse a los intentos de diversificar las rutas del transporte de energía desde el Este a Occidente, y en caso de que la GUAM quiera abordar algunos proyectos alternativos en esta materia, bienvenida sea. Para hacerlo, sólo tiene que captar inversores. Lo que Europa no necesita seguramente es la nueva política de disuasión frente a Rusia, la llamada coexistencia pacífica que vuelve a ser un tema recurrente en Occidente.

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