Cambio de prioridades en la lucha por el Cáucaso Sur. Nezavisimaya Gazeta

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La fase militar del conflicto georgiano-ruso en torno a Osetia del Sur ha terminado pero en el terreno de la información la guerra recién empieza, señala el general Pável Zolotariov, profesor de la Academia rusa de Ciencias Militares, en un artículo publicado hoy en el diario moscovita Nezavisimaya Gazeta.

El restablecimiento de la integridad territorial de Georgia no es de ninguna maneta el objetivo fundamental de la provocación que EEUU llevó a cabo con las manos del presidente georgiano Mijaíl Saakashvili.

Lo importante era allanar el camino para que Washington pudiera implementar en el Cáucaso sus planes a largo plazo. La admisión de Georgia y Ucrania en la OTAN supone el paso siguiente en esta dirección, y el baño de sangre que acaba de terminar en Osetia del Sur no era más que un instrumento para lograr tal objetivo.

Lo más probable es que EEUU y la OTAN continúen a futuro la guerra de la información contra Rusia, centrándose en dos tareas. La primera es presentar como prioritario el asunto de la integridad territorial de Georgia para justificar la presencia propia en el Cáucaso Sur, supuestamente, en forma de una misión de paz.

La experiencia de los Balcanes demuestra que EEUU domina bien esa herramienta y la usa para promover sus intereses nacionales. Tampoco se quedan a la zaga en esta materia los socios europeos de Washington.

El segundo objetivo es presentar a Rusia como un país agresor que infringe los principios básicos de la ONU y ocupa territorios ajenos. Se mantendrá como prioritario el mismo tema de la integridad territorial y se machacará hasta que la OTAN vuelva a examinar el problema de la admisión de Georgia y Ucrania.

No olvidemos que los derechos humanos - en primer lugar, el derecho a la vida independientemente de la filiación nacional, étnica o religiosa - priman sobre los demás principios fundamentales que guían a la comunidad internacional.

Cuando un Estado garantiza iguales derechos a todos los grupos de la respectiva sociedad, entonces sí puede priorizar la preservación de su integridad territorial y usar la fuerza para atajar cualquier intento separatista, máxime cuando se ven menoscabados los derechos de sus ciudadanos. Es así como actuó Rusia a la hora de resolver los problemas internos de su integridad nacional.

Occidente, que durante largas décadas aleccionó a la Unión Soviética sobre la prioridad de la defensa de los derechos humanos, prefiere olvidarse del asunto cuando le conviene.

Georgia usó la fuerza y la política del genocidio con respecto a los osetas en varias ocasiones durante el siglo XX. A principios de los 90, intentó aplastar con las armas las aspiraciones independentistas de los abjasos y el deseo de los surosetas a reunificarse con sus hermanos de Osetia del Norte, república que forma parte de la Federación de Rusia.

A futuro, un exitoso desarrollo de la economía, así como de los vínculos empresariales y culturales, podía en principio abonar el terreno para la reintegración de Abjasia y Osetia del Sur en una Georgia federada pero Saakashvili y sus correligionarios no quisieron esperar: empezaron a prepararse abiertamente para una guerra, para una solución militar de los problemas.

Tanto la experiencia de estas últimas dos décadas como las anteriores lecciones amargas de la política georgiana con respecto a los abjasos y los osetas permiten afirmar que los actuales dirigentes de Tbilisi no tienen ningún derecho - ni en plano moral ni en plano internacional - para reivindicar la vuelta de  ambas entidades rebeldes, antiguas autonomías de la desaparecida República Soviética Socialista de Georgia.

Si partimos de los principios de la ONU, es el derecho de autodeterminación el que debe primar en las condiciones actuales. Rusia, en caso de que reconozca la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, ha de argumentar su postura con este planteamiento.

Con todo, parece dudoso que Moscú consiga demostrar  su razón. Es evidente que lleva las de perder en la guerra de la información, al menos por ahora.

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