El peligro de las provocaciones étnicas en la red rusa de Internet

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En los momentos de crisis, Internet puede ser un espacio cargado de mucha agresividad y un canal perfecto para difundir rumores funestos e inverosímiles.

En los momentos de crisis, Internet puede ser un espacio cargado de mucha agresividad y un canal  perfecto para difundir rumores funestos e inverosímiles.

Y en la actualidad, esto es lo que precisamente ocurre en Rusia, después de los disturbios ocurridos en pleno centro de Moscú, el pasado mes de diciembre, donde se pronunciaron consignas de repudio contra los ciudadanos oriundos de las repúblicas del Cáucaso.

A partir de entonces, en la red cada vez son más frecuentes mesajes y comentarios que claman “venganza” y “revancha”.

Al sobrepasar el margen establecido en el Código Penal, el contenido de esos comentarios no serán comentados aquí, porque demás, más bien parecen falsificaciones bastante burdas presuntamente atribuídas a “armenios, azerbaiyanos, abjasios, georgianos, osetas e ingushes” que supuestamente incitan a la comisión de acciones violentas contra la población de la etnia rusa.

Esos comentarios afirman que ya los oriundos del cáucaso  y se saludan “a la forma musulmana” con la palabra “Salam”, pero todo esto no es otra cosa que una completa estupidez o una broma de mal gusto.

Más correcto sería calificar esos llamamientos de provocaciones, al igual que cualquier debate sobre las supuestas “acciones de venganza” o las convocatorias a mítines de protesta ilegales presuntamente organizadas por “gente del Cáucaso”.

En primer lugar, porque la nacionalidad o étnia “caucásica”  “no existe, porque es un invento igual que los rumores de que hacia la capital marchan caravanas enteras de coches con matrículas de la república de Kabardino-Balkaria, Daguestán y Chechenia.

Estos rumores desagradables no son difundidos por amas de casa ociosas, sino por blogueros concretos, que no tienen nada que ver con el Islam, ni con el Cáucaso del Norte, la mayoría son rusos nacionalistas simpatizantes de consignas de extrema derecha.

Estos individuos con gusto citan en sus blogs y otros recursos de la red noticias falsificadas y se empeñan en darles la máxima difusión posible.
Da la impresión que pretenden convertir los deseos en realidad, como si muchos de ellos quisieran ver las principales ciudades del país otra vez arrasadas por los disturbios, que esta vez tendrían claramente un carácter de enfrentamiento étnico.

Y este posible guión entraña mucho más peligro que los enfrentamientos de unos alborotadores con la policía.
¿Quién gana con estas provocaciones? ¿Qué es lo que busca conseguir esa gente?
Seguramente, esta situación no favorecerá la vida de no los numerosos inmigrantes de las repúblicas del norte del Cáucaso residentes en Moscú.

En una reunión extraordinaria del Consejo Social de Rusia dedicado a los trágicos acontecimientos en la plaza Manézhnaya, el vicepresidente de las comunidades estudiantiles de Moscú, Azamat Mintsáev manifestó lo siguiente: “Hacemos un llamamiento a los representantes de las comunidades nacionales a que no respondan a las provocaciones”.

Una pregunta importante es: ¿quiénes son estas personas, cuántas son y por quiénes están  respaldadas? Tampoco se sabe la dimensión real de la influencia de los representantes oficiales y de los presidentes de las comunidades nacionales en el territorio de Rusia, como regla general, gente moderada, sensata y diplomática.

Pero, ¿serán de verdad capaces de ejercer control sobre miles de sus paisanos? Esperemos que, incluso si no los controlan del todo, la mayor parte de los oriundos de las zonas sureñas de nuestro país, simplemente no necesiten ni acciones de protesta, ni mítines ni manifestaciones y sigan  sus negocios y actividades comerciales. De hecho, un incremento de los desódenes sólo les perjudicará.

Las provocaciones les vienen de maravilla a aquellos que se aprovechan del aumento de la tensión y del miedo. Miedo que raya en histeria. Ni siquiera quieren más acciones de protesta, lo que importa es que la mayor cantidad posible de ciudadanos del país vivan, nerviosos, en espera de algún acontecimiento desagradable.

Al caldear el ambiente entre las masas populares, la situación puede acabar explotando en cualquier sitio y en cualquier momento, incluso por una tontería.

Los mensajes provocadores difundidos vía Internet son respaldadas por fuerzas radicales. El fenómeno del extremismo no deja de ser un concepto muy amplio y poco definido pero, sin embargo, los autores de esta propaganda virtual deben ser considerados extremistas.

Es posible que pertenezcan a alguna comunidad étnica o a grupos nacionalistas rusos, con intereses muy concretos que de igual manera representan un peligro para la sociedad.

Habría que hacerle caso al antigua sentencia latina “abyssus abyssum invocat” (el abismo invoca al abismo), que quiere decir que un desastre no tarda en desencadenar otro y, por lo tanto, todas las personas sensatas deben mantenerse lo más apartadas posible de ese abismo.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI.

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