Los brotes de violencia étnica que se registraron en el sur de Kirguizistán en junio de 2010 fueron provocados por líderes de la comunidad uzbeka, reveló el informe definitivo de una comisión encargada de esclarecer los detalles de aquellos sucesos.
En su informe la comisión nacional confirmó que el conflicto entre kirguíses y uzbekos en verano de 2010 en el sur del país fue “provocado por ciertos líderes de la comunidad uzbeka y por el clan de los Bakíev, que desató brotes de violencia, incendios premeditados, saqueos con numerosos muertos y heridos”.
En particular la comisión responsabilizó de lo sucedido a los miembros del clan del ex presidente kirguís Kurmanbek Bakíev, grupos de criminales, narcotraficantes, extremistas religiosos y fuerzas externas interesadas en desestabilizar la situación en Kirguizistán.
El documento enumeró causas históricas, culturales y políticas del conflicto étnico, asimismo presentó el análisis y secuelas de la tragedia de 2010.
La comisión confirmó que a causa del conflicto 426 personas perecieron, otras 1930 resultaron heridas, mientras que las pérdidas ascendieron a 850 millones de dólares.
En abril de 2010, en Kirguizistán se produjo un golpe de Estado. El poder quedó en manos de un Gobierno de coalición provisional, formado de los líderes de los partidos de oposición y presidido por Rosa Otunbáyeva. El ex presidente Kurmanbek Bakíev junto con sus familiares abandonó el país.
El proceso de legitimidad del poder se inició con la celebración de un referéndum que aprobó la nueva Constitución del país el 27 de junio de 2010 y refrendó a Rosa Otunbáyeva como presidenta.
El 10 de octubre se celebraron las elecciones al Parlamento que, por su parte, el pasado 17 de diciembre aprobó el nuevo Gobierno con Almazbek Atambáev a la cabeza.
