El devastador seísmo y el tsunami del pasado 11 de marzo en Japón causaron 7.197 muertos y 10.905 desaparecidos, según los datos de última hora que proporcionó la Dirección General de Policía japonesa.
Alrededor de 387.000 personas en Japón se vieron obligadas a abandonar sus hogares a raíz del cataclismo, según la agencia Kyodo.
La catástrofe natural provocó una situación de emergencia en la central nuclear japonesa de Fukushima-1 donde los fallos del sistema de refrigeración dieron origen a incendios y explosiones en varios reactores, con las subsiguientes fugas de radiación. La gravedad del accidente se evalúa actualmente al nivel 5 sobre 7, equiparable al que se registró en la central estadounidense de Three Mile Island, en 1979, y sólo por debajo de la catástrofe ocurrida en Chernóbil en 1986, pero algunos expertos en materia nuclear, entre ellos, el estadounidense Peter Bradford, admiten que podría revisarse al alza.