Las tesis de Medvédev para acelerar el crecimiento económico de Rusia

© RIA Novosti . Mijail Klimentiev / Acceder al contenido multimediaDmitri Medvédev
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Rusia no puede permitirse un desarrollo lento, la tan buscada “estabilidad” amenaza con convertirse en el estancamiento. Así lo declaró el presidente ruso Dmitri Medvédev en el discurso de inauguración del Foro Internacional Económico de San Petersburgo.

Rusia no puede permitirse un desarrollo lento, la tan buscada “estabilidad” amenaza con convertirse en el estancamiento. Así lo declaró el presidente ruso Dmitri Medvédev en el discurso de inauguración del Foro Internacional Económico de San Petersburgo.

Para acelerar su desarrollo, Rusia tiene que renovar a fondo no sólo los elementos obsoletos de la economía sino también todas las instituciones públicas. Rusia no está construyendo el capitalismo estatal, subrayó el mandatario añadiendo que en el país deben prevalecer las empresas y los inversores privados. Los expertos consideran esta estrategia completamente justa y esperan que el gobierno ponga en práctica los principios enunciados.

Despejar la desconfianza de los inversores

“Es incorrecto buscar únicamente un crecimiento estable y regular. Es un error porque detrás de esa ansiada estabilidad puede ocultarse el estancamiento, - declaró el presidente ruso inaugurando del Foro Internacional Económico de San Petersburgo. -  Por eso urge cambiar todo lo que obstaculiza el despegue económico”.

Entre los principales obstáculos para ese despegue, los economistas destacan el clima desfavorable para la inversión. “Es imposible un crecimiento económico estable sin inversiones, sólo estancamiento”, - afirmó Igor Nikoláev, analista de la empresa auditora FBK.

Sin embargo, cada vez es más difícil captar inversiones privadas. Según el director del departamento analítico del Banco de Moscú, Kirill Tremásov, los inversores adoptaron una actitud expectativa y la existente actividad inversionista se sostiene gracias al Estado. 

Lo más alarmante es que casi se suspendieron las inversiones en los activos fijos. Según los datos facilitados por Igor Nikoláev, en los cuatro primeros meses de 2011 el incremento de este tipo de inversiones fue un simbólico 0,1%.

En cambio, el total de los capitales que salieron del país asciende a unos 35 mil millones de dólares en los primeros cinco meses de este año.

Otro síntoma alarmante para Nikoláev es la proporción entre los volúmenes de inversiones financieras (activos, depósitos, etc.) e inversiones en otro tipo de activos, por ejemplo, fijos. En vísperas de la crisis aquéllas superaban éstas 3,6 veces, lo que permitió a algunos expertos calificar de especulativa la economía rusa. En el primer trimestre del 2011 este desequilibrio aumentó hasta 12,1 veces. Con estos indicadores el decrecimiento económico es inevitable, cree el experto.

¿Qué asusta al inversor?

Las autoridades rusas llevan mucho tiempo rompiéndose la cabeza cómo atraer a los inversores. No es fácil por una serie de razones: a los problemas económicos y sociales internos se unió la desfavorable coyuntura económica externa.

Los excesivos gastos estatales en el aparato administrativo y en el apoyo de las empresas poco rentables aumentan la dependencia del presupuesto ruso del petróleo y crean un entorno macroeconómico desfavorable que asusta a los potenciales inversores, explica Evgueni Gavrilénkov, director gerente de la inversora Troika Dialog.

“En Rusia la tasa del impuesto sobre la renta y el corporativo es una de las más bajas, - recordó Medvédev. – Para estimular las inversiones a largo plazo, a partir de este año se exime de impuestos el incremento del capital”.

Desde el punto de vista de la carga tributaria, la economía rusa es competitiva, pero existen otros aspectos, explica Kirill Tremásov, la gestión fiscal, por ejemplo, no es menos importante que el monto del impuesto.

Se ha hablado mucho de la morosidad burocrática, el desorden fiscal y la corrupción – los factores más perjudiciales, según los expertos, para captar inversiones. Pero hasta el momento no se han hecho avances importantes en la lucha contra ellos. “El gobierno primero sube los impuestos, luego los baja. Hace poco Kremlin ordenó bajar la tasa del impuesto de seguridad social. Pero no existen garantías de que al cabo de un año no volverá a subirla”, - aclara la postura de los inversores Igor Nikoláev.

Rusia anuncia nuevos programas sociales pero no dispone de recursos para estos proyectos. El alto compromiso social del estado, según el analista, podrá obligar al gobierno volver a subir las tasas de impuestos dentro de algún tiempo.

Los problemas internos se complican por una desfavorable coyuntura macroeconómica – los inversores temen una segunda ola de la crisis y sus temores son justificados. “De hecho estamos viviendo una crisis de la deuda soberana, - recuerda Kirill Tremásov, – por ahora está desarrollándose en Europa pero todo el mundo es consciente que tarde o temprano podrá llegar hasta Estados Unidos”.

Recientemente el destacado economista estadounidense Nouriel Roubini calificó la situación económica en EEUU de “mucho más complicada que ha sido hasta ahora” y tachó de “catastrófica” la del sector inmobiliario y finanzas estatales.

No construimos el capitalismo estatal

Las autoridades rusas, sin embargo, son conscientes de todos estos problemas y fue por eso que Medvédev exhortó a reformar, aparte de la economía, las instituciones públicas. La corrupción también fue uno de los temas claves del discurso del jefe de Estado.

El presidente subrayó que en la economía deben prevalecer las empresas e inversores privados, mientras el estado tiene que crearles las condiciones idóneas para el trabajo. “No estamos construyendo el capitalismo estatal, - afirmó el mandatario, - Hemos superado la fase del desarrollo que requería la intromisión del estado en la economía. Ha sido una fase inevitable e, incluso, necesaria en ciertos momentos”.

Casi todos los países de Europa y Asia que realizaron una modernización “retardada” pasaron por la fase del capitalismo estatal. Uno de los ejemplos más vivos es el Japón de la segunda mitad del siglo XIX, donde, a causa de la debilidad del capital privado, el estado actuó como el principal inversor en la economía. Con las inversiones estatales se creaban las “empresas modelo” que luego se ofrecían para la privatización en condiciones ventajosas. De estas empresas modelo salieron las grandes corporaciones “zaibatsu”, como Mitsubishi, Mitsui y muchas otras. Tras la Segunda Guerra Mundial Corea del Sur siguió con éxito el modelo japonés.

Los economistas e historiadores insisten en que la experiencia de los países asiáticos es inservible para Rusia ya que sus adelantos se deben, en gran parte, a una coyuntura única e irrepetible. “Las empresas estatales originan un gasto ineficaz y derrochador de los recursos presupuestarios, - comenta Evgueni Gavrilénkov. – En Corea del Sur la ineficacia de los “chaeboles”, grandes conglomerados con presencia en distintos sectores económicos, se veía compensada por el crecimiento poblacional y mano de obra barata. En Rusia no tenemos estas ventajas”.

Además, las autoridades rusas, a diferencia de las niponas y coreanas que invirtieron en altas tecnologías e industria transformadora, apostaron por los sectores financiero y de materia prima. “Se trata de fusionar los bancos, empresas petroleras y gasísticas. Un ejemplo es el consorcio de Gazprom. ¿Es bueno para la economía rusa? – se pregunta Kirill Tremásov. - Más bien malo”.

La privatización igualitaria

Por ahora no hay motivos para decir que Kremlin decidió definitivamente abandonar el capitalismo estatal, señala Tremásov: “Seguimos con la estrategia de crear empresas gigantes. El único cambio fue que los funcionarios estatales dejaron de formar parte de los consejos de administración. Pero no es lo más importante”.

Sin embargo, Dmitri Medvédev declaró que se darían pasos más serios. “El estado no necesita los grandes volúmenes del capital privado, - afirmó el jefe de Estado. – El gobierno ya presentó sus propuestas para la privatización de las grandes empresas”. Se subastarán, posiblemente, las carteras de control de los consorcios estatales más importantes.

Los expertos aprueban la privatización de la propiedad estatal pero advierten contra la sobrevaloración de la misma. “Lo importante es comprender para qué se realiza, - dice Igor Nikoláev. – Ahora el objetivo de la privatización es, sobre todo, ingresar dinero al tesoro público y no elevar la eficiencia de la gestión de activos. Si la venta de los activos se realiza sin que apareciera un propietario eficiente, la privatización no vale para nada”.

Además, los expertos recuerdan las múltiples infracciones que tuvieron lugar durante la privatización de la propiedad estatal en los años 90. “Es muy importante que esta vez se garantice la transparencia de los concursos públicos y la igualdad de acceso para todos los participantes sin limitaciónes administrativas”, - subraya Evgueni Gavrilénkov.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE OBLIGATORIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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