La OTAN no piensa abandonar Libia

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La guerra en Libia debió terminar el pasado el 31 de octubre y en el Norte de África fueron desplegados unos intensos preparativos para su final.

La guerra en Libia debió terminar el pasado el 31 de octubre y en el Norte de África fueron desplegados unos intensos preparativos para su final.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la semana pasada una Resolución, de acuerdo con la cual el espacio aéreo de Libia a partir del lunes, día 31, se declaraba libre para vuelos de la aviación local, además de los aviones de la OTAN.

De modo que fueron suprimidas las zonas de exclusión aérea, introducidas por el Consejo de Seguridad a mediados de marzo de 2011, dos días antes de que empezara la guerra.

La OTAN cesará los bombardeos de Libia: el proyecto de la Resolución pertinente fue presentado conjuntamente por Rusia y el Reino Unido y aprobado de manera unánime.

La decisión no se tomó por el Consejo de Seguridad

¿Querrá decir eso que la guerra en Libia se ha acabado y que allí no estarán más las fuerzas de la OTAN? ¿Será posible que el Consejo de Seguridad haya decidido finalizar una guerra que no había empezado? Recordemos que la Resolución del Consejo de Seguridad número 1973 de marzo de 2011, aunque preveía el uso de fuerza contra el régimen de Gaddafi, no hacía mención directa a la guerra.

Rusia sigue considerando que aquella resolución no autorizó acciones bélicas y que los países occidentales que iniciaron la guerra contra Libia con el apoyo de algunas monarquías árabes, Qatar en primer lugar, actuaron, sin atenerse a lo estipulado por la Resolución.

El Representante de Rusia ante la ONU, Vitaly Chúrquin manifestó recientemente que habría que “sacar conclusiones” de lo ocurrido en Libia. Los políticos occidentales, por su parte, instan a Rusia a comportarse con honestidad y reconocer que había permitido aprobar la Resolución en cuestión, aunque se hubiera abstenido en la votación. Los expertos no dudaron en que la situación acabaría automáticamente en una guerra.

La autora de estas líneas ha podido cerciorarse personalmente de que la decisión de finalizar la campaña bélica activa de la OTAN en Libia no se tomó en absoluto en la sede del CS de la ONU en Nueva York ni se tomó por Rusia. Estando en la ciudad de Doha, capital de Qatar un país no muy grande pero últimamente muy enérgico, presenció la toma de este tipo de decisiones estratégicas.

La fecha del 31 de octubre fue acordada por los “amigos de Libia”

Los organizadores que permitieron a esta autora presenciar en calidad de politóloga en la reunión del Grupo de contacto para Libia, llamado también “grupo de amigos de Libia” celebrado en Doha. Fue creado en Londres el 29 de marzo de 2011, es decir, 10 días después del inicio de la guerra y se dedicó al principio al derrocamiento del régimen de Gaddafi. Cumplido el objetivo inicial, en estos momentos está centrando su atención en la organización de la vida en la Libia libre.

Las reuniones de los nuevos líderes libios con los diplomáticos y militares de alto rango de los Estados aliados se están celebrando por turnos en diferentes ciudades del mundo. Representantes oficiales de Rusia en la actualidad no toman parte en dichas reuniones. Esta vez los “amigos de Libia” se reunieron en uno de los mejores hoteles de Doha.

Libia fue representada por el presidente del Consejo Nacional de Transición, Mustafá Abdel Jalil y algunos allegados suyos, incluido el ministro de Defensa, Jalal Dheili. Otro dirigente de los insurgentes es el islamista Abdelhakim Belhadj. Se ha librado una feroz lucha por los puestos en el futuro Gobierno.

Al acto de la apertura de la reunión acudió el príncipe del Emirato de Qatar, jeque Tamim bin Hamad Al Thani. El 26 de octubre, es decir, un día antes de que fuera aprobada la Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU en Doha se dio forma a lo acordado anteriormente: la OTAN ha de anunciar oficialmente el fin de las acciones bélicas en Libia. Se propuso incluso la fecha, el 31 de octubre, me informó el Jefe del Estado Mayor de Qatar, Hamad bin Ali Al Attiya.

Una nueva coalición militar para socorrer a los libios

Y sólo después de que los vencedores lo tuvieran todo solucionado, la cuestión fue sometida a la votación del Consejo de Seguridad de la ONU. De modo que, por mucho que Rusia y China se empeñen en refrenar este proceso y guardar las apariencias, las importantes decisiones políticas ya no se toman hoy en el seno de la ONU.

Algunos de los expertos más atentos a los pormenores se han fijado en que en la reunión en Doha el líder libio Mustafá Abdel Jalil manifestó por alguna razón que le gustaría que la OTAN siguiera con sus actividades en Libia “como mínimo hasta finales del año”. Hubo quienes vieron en ello una contradicción, porque en un principio se acordó acabar con la campaña a finales de octubre, pero los libios, sin embargo, parecían contar con otros plazos.

No obstante, no existe ninguna contradicción. Ocurre que Abdel Jalil, antiguo ministro de Justicia en el régimen de Gaddafi, no es muy ducho todavía en la alta política y, por lo tanto, verbalizó lo que tenía en mente. Sea como sea, las fuerzas de la OTAN permanecerán en Libia hasta finales del año, como mínimo, sólo que su presencia tendrá otro nombre y una composición algo distinta.

Ya no se tratará de una operación de la OTAN, sino de los “amigos de Libia” que, según se me explicó, será formada por “trece Estados o, posiblemente, incluso más”. Se puede decir con seguridad que participarán los Emirates Árabes Unidos, Francia, el Reino Unido, EEUU y algunos otros miembros de la OTAN que ya se han mostrado dispuestos. Así que, los militares de la OTAN no dejarán de participar en la solución del problema libio, Más aun, según me dieron a entender algunos de los asistentes a la reunión en Doha, podría mantenerse también el patrullaje del espacio aéreo libio por los aviones de los países aliados. Los libios habrán de adaptarse de manera paulatina a los estándares de la OTAN en la formación militar.

Los objetivos de las tropas aliadas serán establecidos a la medida del desarrollo de los acontecimientos. Sin embargo, todos los participantes en la reunión coincidieron en que la guerra en Libia no había acabado: la parte libia insistió en que en el país quedan muchos partidarios de Gaddafi que siguen combatiendo y que los nuevos líderes libios son incapaces de organizar la defensa de sus fronteras terrestres y marítimas ni de acabar con el contrabando de armas.

De modo que la guerra durará algo más y la OTAN parece dispuesta a quedarse en Libia para mucho tiempo. No obstante, el principal objetivo que se planteaba la Alianza fue alcanzado: el régimen de Gaddafi fue derrocado por las fuerzas de la oposición y de los amigos de Libia, es decir, varias decenas de países europeos y árabes.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

*Elena Supónina es experta en estudios de Oriente Próximo y comentarista en temas políticos del diario “Moskovskie Novosti”

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