Las autoridades de Bakú condenaron firmemente la aprobación por el parlamento de Francia de una ley que penaliza con un año de cárcel y 45.000 euros la negación del genocidio armenio en el Imperio Otomano en 1915.
Según un comunicado difundido la víspera por la Cancillería del país caucásico, que mantiene un contencioso con Armenia desde 1988 por el enclave de Alto Karabaj, la decisión de los parlamentarios galos “no se corresponde con los principios de la libertad de palabra y expresión, que constituyen la base de la democracia en Europa”.
Además, según la diplomacia azerbaiyana, la aprobación por la cámara baja de la Asamblea Nacional del país galo de la ley sobre la penalización de genocidios reconocidos por la legislación francesa es “inaceptable” puesto que contradice los compromisos de París con “tales valores democráticos como los derechos humanos y las libertades básicas”.
El pasado octubre, durante una visita a Armenia, el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, exhortó a las autoridades y la sociedad turca a reconocer el genocidio de los armenios en 1915 que causó 1,5 millones de muertos y sugirió que en caso contrario París puede introducir sanciones que penalicen su negación.
El Genocidio Armenio ha sido reconocido oficialmente por muchos países. El primero de ellos fue Uruguay en 1965, posteriormente le siguieron Rusia, Francia, Italia, Alemania, Holanda, Bélgica, Polonia, Lituania, Eslovaquia, Suecia, Suiza, Grecia, Chipre, Líbano, Canadá, Venezuela, Argentina y 42 estados de EEUU, además del Vaticano, el Parlamento Europeo y el Consejo Mundial de Iglesias.
Por su parte, Turquía se niega a reconocer la autoría del primer genocidio del siglo XX y rechaza todas las críticas al respecto.