Gleb Pavlovski: El destino del partido oficialista en la nueva realidad política rusa

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Tras obtener la mayoría en las elecciones parlamentarias el pasado diciembre, el partido oficialista Rusia Unida planea cambiar de imagen.

Tras obtener la mayoría en las elecciones parlamentarias el pasado diciembre, el partido oficialista Rusia Unida planea cambiar de imagen. Hay razones para ello:  Vladimir Putin, actual primer ministro y su candidato para la presidencia, está distanciándose del partido que un día lideró y que provoca cada vez más críticas.

Gleb Pavlovski, uno de los fundadores de Rusia Unida y titular de la Fundación de la Política Eficaz, comentó para la serie especial de RIA Novosti “Hay opciones para elegir” cómo ve el futuro del partido en la nueva realidad política rusa.

-¿Cómo evalúa la situación del partido en el marco del sistema político del país?

-Basta con echar un vistazo a las estadísticas del último año para ver una drástica reducción del apoyo al partido [por parte de la población], que estaba produciéndose junto con el empeoramiento de la actitud hacia el poder. La mayoría seguía decantándose por la fuerza política en el poder, pero desapareció el fenómeno del liderazgo que había mantenido la valoración de Rusia Unida en un nivel alto. Esta calificación en buena medida carecía de fundamento: el partido siempre estaba realizando una campaña reactiva, de apoyo a tal o cual declaración oficial. Pero en los últimos dos años, apenas ha dado muestras de actividad propia.

Luego se añadió el segundo factor: Vladímir Putin empezó a distanciarse del partido de manera explícita. La culminación del proceso fue la propuesta que Putin hizo en mayo de crear un frente popular. Esto fue un choque para el partido y al mismo tiempo la gente entendió que la formación dejaba de asociarse al poder y a Putin en particular. El siguiente choque vino en septiembre, cuando el enroque llevó a que se hiciese con el liderazgo del partido Dmitri Medvédev, a quien éste apoyaba como a presidente pero que nunca había considerado como su líder.

En fin, la catástrofe en las elecciones del pasado 4 de diciembre, cuando el partido, sin quererlo, se convirtió en culpable de una política que nunca había elaborado. Luego el partido adoptó la postura tan pasiva que ahora apenas hay gente que perciba que de hecho no participa en la campaña presidencial.

-Esto quiere decir que ahora Rusia Unida…

-Se ve obligada a aguantar, acallada, cuando las autoridades le echan por encima todos los problemas generados por las propias autoridades. El partido está apartado de la política real, carece de sus propios mecanismos autónomos de intervención o actuación política, etc. Ahora está esperando su suerte con resignación.  Es una postura muy dura.

-¿Cree que los fundadores de Rusia Unida no la habían visto como a un actor político activo independiente?

-Según fue organizado el poder, el partido no fue ideado para ser un sujeto independiente. Primero fue el partido de Putin, un grupo de personas que le apoyaban. El primer éxito de la Unidad [una unión socio-política a base de la cual se formó Rusia Unida] en las elecciones de 1999 se debió únicamente a que Putin apoyó la unión e hizo asociarla a su personalidad. El partido dependió en un 100% del rating de Putin al cual apoyaba casi todo el país y desempeñó el papel de mediador para este apoyo. Pero hoy Putin cree que este eslabón ya no es necesario, que el partido hace falta sólo para ser representado en el parlamento.

Pero resulta la mayoría en la cámara baja del parlamento no resolverá todos los problemas, ya que tras votar por una ley hay que implementarla. ¿Quién va a hacerlo, acaso los gobernadores sin partido?

Pero los gobernadores electos tendrán un nuevo motivo para crear sus propios sistemas locales del poder, sus propias maquinarias de elección, las que se pondrán a construir inmediatamente, si no lo están haciendo todavía.  Estas estructuras  desplazarán las formadas en torno a Rusia Unida. Tendremos 80 partidos oficialistas, uno para cada entidad federada, y el centro se enfrentará al mismo problema que hace diez años, pero en su variante mucho más grave.

-Los expertos han comentado en varias ocasiones que el partido necesita serias reformas

-Ahora está realizándose el desmontaje de las construcciones del partido. He oído a los chinos comentar con ironía que los rusos empiezan cada reforma desmontando el mecanismo que podría ayudar a realizar esta reforma, y luego se ponen a discutir sobre los modelos reformadores.

La idea de crear un partido oficialista y hundirlo luego para hundir junto con él todo lo negativo que se ha acumulado nos remonta a la lógica de los noventa, cuando para cada elección se creaba un nuevo “partido del poder”. Pero hoy esto no funcionará.

Hacen falta cambios radicales en las élites, de lo contrario los procesos negativos en el partido afectarán al Gobierno, porque el partido del poder llegó a ser un importante elemento del sistema.

Es cierto que este sistema, en su variante actual, ya provoca disgusto tanto entre la población, por una parte, como en el propio Putin. Sin embargo, creo que no se puede eliminarlo simplemente  sustituyendo por un gobierno unipersonal, pues el partido ya llegó a ser una especie de instituto.

¿Qué instrumentos aplicará Putin tras ganar en las elecciones? Esto no está claro. ¿El teléfono? Se tratará ya de una administración por teléfono.

-¿Qué papel le corresponde a Rusia Unida en la iniciada campaña presidencial?

-Casi ninguno. Hoy no tiene ningún papel en la campaña electoral, funciona sólo como un elemento auxiliar en el proceso movilizador. Me parece que incluso le recomendaron abstenerse de intervenir bajo su propia marca.

-Entonces, ¿cuáles son las perspectivas de Rusia Unida después de las elecciones presidenciales?

-Diría que el que Putin no hable de Rusia Unida es un signo preocupante para este partido. También es verdad que el Frente Popular queda como una estructura ilusoria.

Putin está reflexionando cómo actuar. Después de las elecciones, en las que ganará aunque algo debilitado por los eventos del 2011, Putin va a reconstruir el sistema de gobernar desde cero. Entonces, tendrá que decidir, qué servirá de fundamento para este sistema. Porque en realidad, no existe aquí sistema administrativo vertical eficaz.
Lo paradójico es que pese a desmontar en buena medida el antiguo sistema Putin no cambia de concepto: se trata de un equipo en torno al Kremlin que, con un alto nivel de apoyo social, está implementando ciertas políticas, apoyadas a su vez en la Duma del Estado.

Pero algunos elementos de esta construcción han dejado de existir y otros están debilitados. Esto significa roces y tensiones dentro del sistema a un nivel muy alto. 

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