El G-20 se cierra con un pulso entre austeridad y crecimiento

© RIA Novosti . Aleksei Nikolskiy / Acceder al contenido multimediaLa cumbre del Grupo de los Veinte en Los Cabos (México).
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A partir de esta cumbre, los líderes mundiales empezaron a entender que aunque la salud del sistema financiero es importante, el crecimiento económico tiene una mayor importancia. Todo lo que ha pasado en Los Cabos, incluida la declaración final, lo pone en evidencia.

Se puede resumir en una sola frase los resultados de la cumbre del Grupo de los Veinte que concluyó el pasado 20 de junio en Los Cabos (México).

A partir de esta cumbre, los líderes mundiales empezaron a entender que aunque la salud del sistema financiero es importante, el crecimiento económico tiene una mayor importancia. Todo lo que ha pasado en Los Cabos, incluida la declaración final, lo pone en evidencia.

Asustados por Grecia

En la antesala de la cumbre del G-20 que se celebró en la costa mexicana del Océano Pacífico, empezaron las habladurías tradicionales sobre la incapacidad del Grupo de los Veinte para prevenir una nueva oleada de la crisis. En este caso se trataba de la crisis de la zona del euro.

Pero de hecho las cumbres del G-20 son un mecanismo eficaz: no tiene nada que ver con la elaboración de conceptos económicos, como pasa por ejemplo en el Foro Económico Mundial de Davos. Si los participantes en las cumbres del G-20 logran acordar un plan de acción, significa que introducirán cambios en la política.

Una situación similar tuvo lugar en Los Cabos hace 10 años. Pero en aquella época allí se celebró un foro (y una cumbre) al que no asistieron todos los líderes de la economía mundial sino los representantes de los países de la cuenca del Pacífico. Se trata del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

Y además de los acuerdos conseguidos en el ámbito de la lucha contra el terrorismo, que frena el crecimiento económico, aquel Foro de APEC de 2002 se enfocó en el crecimiento económico después de la crisis financiera asiática de 1997-1999.

Esto se puede observar con detalle en la declaración conjunta de los ministros de APEC reunidos en Los Cabos. Y el crecimiento empezó de nuevo y continúa hoy por hoy en la cuenca del Pacífico. Mientras, los debates centraron en la necesidad de fomentar el crecimiento de la economía real en vez de poner en primer plano la disciplina financiera.

Durante la reciente cumbre del G-20, las ‘fuerzas externas’ (ante todo, los estadounidenses) hicieron intentos de arbitrar a los europeos. ¿Quién tiene razón, los alemanes que imponen a Grecia, que está en plena crisis, medidas de austeridad y disciplina financiera o los franceses (el nuevo presidente, Francois Hollande), que consideran necesario estimular el crecimiento para que Europa y Grecia pudieran salir de la crisis?

En cierto sentido, los griegos ayudaron a resolver este dilema. Las elecciones parlamentarias celebradas en el país heleno el pasado 17 de junio, en vísperas de la cumbre en Los Cabos, asustaron a los europeos en un principio, después les alegraron (los comicios los ganó el partido que apoya el plan europeo de austeridad), y volvieron a suscitar preocupaciones porque resultó que hasta este partido será incapaz de obligar a los griegos a apretarse los cinturones durante varios años. Además, se difundieron noticias de que Italia y España pueden encontrarse en una situación similar.

A juzgar por la declaración final de la cumbre, la postura de Francia salió ganadora. Es curioso que el G-20 adquiriese el estatus de principal foro global sobre problemas económicos y financieros al reunir a los líderes de las mayores economías del mundo en 2008, cuando estalló la crisis financiera global. En aquella época, el entonces presidente francés, Nicolás Sarkozy intentó “castigar” a los financieros de EEUU y otros países por sus “juegos” y establecer un control internacional sobre ellos.

Pero Washington logró defenderse con éxito señalando que no era tan importante el control como el crecimiento económico. Y en la cumbre de Los Cabos EEUU actuó como árbitro para los europeos, que están sumidos en la crisis.

Economías desarrolladas y emergentes

Queda claro que si uno quiere entender lo que pasaba en la cumbre en Los Cabos tendría que leer los periódicos europeos, por ejemplo el diario británico Financial Times y su evaluación de la nueva distribución de fuerzas entre las economías -desarrolladas, emergentes y otras- que se produjo después de la crisis. Mientras, los medios de información estadounidenses no se centraron en este aspecto del G-20, les interesaba más la conducta del presidente de EEUU, Barack Obama.

El mandatario estadounidense actuaba como líder de una economía que se encuentra en relativamente buen estado y se permitió a arbitrar a los europeos. Al inicio se reunió con la canciller alemana Ángela Merkel y al parecer intentó convencerla para que tomase una postura más flexible respecto a la disciplina financiera. Tras estas negociaciones, Obama canceló una reunión acordada con los dirigentes europeos presentes en el G-20, porque “entendió la situación”.

En general, los medios de información estadounidenses calificaron de positivos los resultados logrados por Obama, en particular su contribución al posible mantenimiento de Grecia en la eurozona. Esto no impidió a los republicanos a reprochar al mandatario de EEUU su postura acerca de la crisis europea, aunque las críticas las hicieron con poca firmeza.

En cuanto a las economías desarrolladas y emergentes, estas últimas se aprovecharon de la confusión de EEUU y la UE respecto a Grecia y otros problemas y lograron avanzar un poco con su iniciativa de reformar el Fondo Monetario Internacional (FMI) en lo que se refiere al aumento de las cuotas (que determinan el poder de voto) de los países BRICS en este organismo. A propuesta de India, estos países celebraron una ‘minicumbre’ especial al margen del G-20 para discutir este tema y otros asuntos.

Rusia, la India y Brasil aportaron cada uno 10.000 millones de dólares a los recursos financieros con los que cuenta el FMI para prevenir y resolver situaciones de crisis. China destinó 43.000 millones de dólares, lo que según varias estimaciones le convierte en el tercer participante más influyente de este mecanismo financiero de estabilización.

La agenda de la siguiente cumbre del G-20 que se celebrará en Rusia no se ha elaborado todavía por una simple causa. Esta vez se logró convencer a la UE (ante todo, a Merkel) de dedicar más atención al crecimiento de la economía que al castigo de los financieros que se pasaron de la raya.

Pero nadie sabe todavía qué pasará con Europa hacia septiembre de 2013, cuando los líderes del G-20 se vean en San Petersburgo, por no hablar de los países inestables de Oriente Próximo.

Las cumbres del G-20 celebradas hasta hoy en día evidencian que esta iniciativa funciona. Los líderes mundiales prefieren elaborar una política común para encontrar la salida de crisis, pero en el caso de Europa incluso las medidas más eficaces pueden fracasar por aplicarse demasiado tarde. Según el general estadounidense Douglas MacArthur (1880-1964), todos los fracasos se pueden explicar por una sola causa: es demasiado tarde.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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