El patriotismo deportivo y sus manifestaciones en los JJOO de Londres

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Las dos superpotencias del mundo actual, Estados Unidos y China, están compitiendo también en el número de medallas de oro ganadas por sus deportistas en los Juegos Olímpicos de Londres.

Las dos superpotencias del mundo actual, Estados Unidos y China, están compitiendo también en el número de medallas de oro ganadas por sus deportistas en los Juegos Olímpicos de Londres.

Los días de liderazgo se van alternando y ninguno se quiere quedar atrás. Uno inevitablemente se pone a pensar en el profundo vínculo que existe entre la política y el deporte.

En realidad, no todos los países se lo toman tan en serio y en algunos medios de comunicación parece estar bien visto mofarse de aquellas naciones, China en primer lugar, que convierten los éxitos deportivos en una muestra suprema de patriotismo.

Los estadounidenses no pierden de vista a los chinos

Si uno intenta encontrar en los medios estadounidenses las declaraciones del tipo “ganar en los Juegos de Londres o morir, porque el premio es el prestigio de nuestro país”, no lo conseguirá. En los Juegos de Pekín de 2008 los deportistas chinos fueron los primeros y los estadounidenses quedaron los segundos sin sufrir en absoluto.

Si ahora no suben al escalón más alto del pedestal no será ninguna tragedia. Las elecciones presidenciales del próximo noviembre sí que son un asunto serio, mientras que el deporte no es una guerra en la que querer ganar a toda costa.

Es decir, las guerras perdidas por Estados Unidos o el aumento de la influencia de China a nivel mundial suelen preocupar a los habitantes del país, actitud que no aplican al mundo deportivo. Lo único que les desanimó un poco fue el hecho de que el uniforme olímpico de la selección estadounidense estuviera hecho en China, pero nada más.

Mientras tanto, a nadie se le ha ocurrido la simple idea de que la población de Estados Unidos es de 313 millones de personas y en China viven 1.340 millones, de modo que a los entrenadores chinos les cuesta menos encontrar a niños dotados para el deporte y educar a los campeones.

El único reportaje a la vez “geopolítico y deportivo” fue el largo artículo publicado en el diario estadounidense The New York Times, dedicado curiosamente a los chinos y su patriotismo deportivo. Sobre como los aficionados al deporte les suelen enviar a sus deportistas cuchillas de afeitar o, de acuerdo con las antiguas tradiciones, cordones de seda, para que acaben con su vida en caso de no haber ganado el oro olímpico. Sobre como el modelo de la esfera deportiva fue tomado prestado a la URSS y como durante meses los padres no ven a los pequeños futuros campeones. Sobre como los deportistas chinos tras la victoria no declaran que “es el triunfo de China”, sino de “toda la raza amarilla”.

Y, además, el diario citó ediciones chinas que aseguran que “el patriotismo es uno de los valores clave de China, que sirvió de base para la civilización china durante miles de años”.

Algunos podrían pensar que la percepción del deporte como una manera de autoafirmación nacional tan propia de Rusia es única, pero vemos que no lo es. Y no somos los únicos en sentirnos ofendidos por las victorias de nuestros rivales.

Los chinos se sienten ofendidos con deportistas de otros países

Los intentos de los estadounidenses de entender los enigmas del alma china resultan un poco ridículos, porque no lo consiguen y llaman a los deportistas chinos robots.

Y los chinos están preocupados por el escaso entendimiento y los prejuicios mostrados hacia ellos en estos Juegos Olímpicos. Les parece raro que los niños en Estados Unidos se entrenen y estudien en el colegio a la vez, mientras que ellos entran de pleno en la vida exclusivamente deportiva a la edad de 8 años.

Los principales medios chinos les echan en culpa a sus hinchas la excesiva afición a las medallas de oro y les recuerdan que la plata y el bronce también son premios dignos de admiración. Pero los agravios por parte de los extranjeros no cesan: a una de las deportistas se la tomó por un muchacho, los comentaristas dicen de los chinos cualquier cosa y a los campeones chinos nunca se les da el micrófono.

Los chinos se fijan en todo y lo expresan a través de la prensa amarilla que lleva algunos años en manos de propietarios privados y a través de Internet.

El principal blanco de los nacionalistas informáticos chinos es el Reino Unido. Y hasta cierto punto tienen razón, dado que un europeo medio se deshace con dificultad de la imagen de los chinos de hace 30 años.

Los usuarios chinos en los debates en Internet intentan explicarse por medio de un traductor electrónico y en un inglés muy especial exigen disculpas por los comentarios tontos, amenazando a los británicos y a todos los occidentales con una guerra mediática hasta la victoria.

China se acuerda de todo: de las ‘guerras del opio’ con el Reino Unido y del estatus colonial de Hong Kong. A pesar de todo, el país ha conseguido convertirse en la segunda economía del mundo y en una potencia deportiva. Sus habitantes se autoafirman también en el deporte, lo convierten en una forma especial de la política. De modo que no somos los únicos y eso no deja de ser un consuelo.

Los británicos y los franceses, en vez de enfadarse, se concentran

¿Y otros participantes de los Juegos, también vierten al mundo su frustración? Los británicos tienen su orgullo deportivo, pero bastante diferente del chino.

La columnista del diario británico The Indepedent, Jasmin Alibhai Brown, se fijó en una curiosa tendencia: existen algunos británicos, asegura, que ven con malos ojos a los inmigrantes. Esta gente ve ahora las transmisiones de los Juegos y frunce la nariz, preguntándose ¿de donde habrán salido todos estos deportistas? Porque muy británicos no parecen…

Pero ocurre también lo contrario: así, en Londres a la atleta kazaja Zulfiya Chinshanlo, medalla de oro de esta Olimpiada, un día después de su impresionante actuación se la reclamó como china. La joven es miembro de la selección de Kazajstán, pero los chinos se dejaron llevar por su voraz nacionalismo. Nosotros, por lo menos, por mucho que suframos nuestros fracasos deportivos no nos dedicamos a buscar orígenes rusos a los deportistas estadounidenses.

Y volviendo a los británicos, son en general bastante positivos. Su principal objetivo no pasaba por recuperar el antiguo esplendor del Imperio, sino la gloria de su deporte de los años setenta y ochenta del siglo pasado, años a los que siguió una crisis en este ámbito.

En Pekín ni siquiera consiguieron entrar en los cinco primeros puestos, mientras que ahora en Londres iban avanzando lentos pero seguros, dejando atrás a los surcoreanos, ascendiendo al tercer lugar. Es que son así, gente muy insistente.

Los franceses, en cambio, tienen su propia historia olímpica. Por una parte están ofendidos con los británicos: los Juegos tendrían que celebrarse en París, pero tras una serie de injusticias no pudo ser. Por otra parte, se alegran de no tener que organizar unos Juegos, dado que los problemas financieros de Grecia empezaron precisamente desde los Juegos de Atenas de 2004.

No aspiran a ser una superpotencia deportiva. ¿Para qué, si no tienen igual en vinos y quesos? Les gustaría, por supuesto, ganar más medallas que los deportistas del Reino Unido y se deleitan por haberse convertido en los Juegos de Londres en una “potencia en la natación”, después de haber desarrollado esta modalidad desde la cita de Atlanta de 1996. Ahí se ve que también son insistentes.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

 

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