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Enmienda anti-rusa se convierte en quebradero de cabeza para EEUU

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El mantenimiento de la enmienda Jackson-Vanik que desde 1974 restringe el comercio ruso-estadounidense se convierte, a juicio de analistas, en un verdadero quebradero de cabeza para Washington tras la transformación de Rusia en el miembro 156º de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a partir de este miércoles.

El mantenimiento de la enmienda Jackson-Vanik que desde 1974 restringe el comercio ruso-estadounidense se convierte, a juicio de analistas, en un verdadero quebradero de cabeza para Washington tras la transformación de Rusia en el miembro 156º de la Organización Mundial del Comercio (OMC) a partir de este miércoles.

Las normativas de la OMC prohíben restricciones formales del comercio, como la enmienda Jackson-Vanik, lo cual significa que EEUU podría afrontar presiones desde este organismo internacional e incluso sanciones económicas por parte de Rusia, a la que quiso castigar en los años 1970 por impedir la libre emigración de los judíos.

La enmienda “podría convertirse en rehén de la campaña electoral en EEUU”, considera Konstantín Kosachov, ex jefe del comité de asuntos internacionales en la Cámara baja del Parlamento ruso.

Angela Stent, de la Georgetown University, y Valeri Gárbuzov, del Instituto ruso de EEUU y Canadá, están de acuerdo en que la enmienda Jackson-Vanik se mantendrá en vigor hasta las elecciones presidenciales de noviembre en EEUU.

El presidente estadounidense Barack Obama declaró en marzo pasado que pide al Congreso la abolición de la enmienda, que formalmente sigue en vigor aunque se suspende año tras año desde 1989.

El embajador de EEUU en Moscú, Michael McFaul, también se pronunció por la supresión al afirmar que es la prioridad número uno este año para la Casa Blanca.

La Administración de Obama podría intentar la supresión de la polémica normativa a través de grupos de presión empresariales, o convencer uno por uno a los congresistas que la defienden, pero ninguna de estas estrategias dará resultados rápidos, opina Gárbuzov.

“La abolición de la enmienda Jackson-Vanik sería un paso más bien simbólico  pero ella hace las veces de invisible luz roja ante las relaciones económicas ruso-estadounidenses”, señaló Arseni Dabbaj, analista de la inversora Rye, Man & Gor Securities.

EEUU es a día de hoy el octavo en importancia socio comercial de Rusia. El comercio bilateral alcanzó el pasado año 31 mil millones de dólares, casi tres veces menos que el intercambio entre Rusia y China, según el Servicio ruso de Aduanas.

Ariel Cohen, experto de la Heritage Foundation con sede en Washington, considera que “inversores aún pagan caro por la mano dura que el Kremlin aplica en asuntos domésticos”.

Desde 2004, la ONG estadounidense Freedom House mantiene a Rusia en la lista de países “sin libertad”.

Angela Stent, directora del Centro de estudios sobre Rusia, Eurasia y Europa del Este de la  Georgetown University, duda de que el Congreso suprima la enmienda Jackson-Vanik hasta la adopción de otra normativa que permita monitorear la situación de los derechos humanos en Rusia.

La primera candidata en este sentido es la llamada ‘ley Magnitski’ que podría embargar activos en territorio estadounidense y proclamar personas no gratas a unos 60 funcionarios rusos implicados en la muerte del jurista Serguei Magnitski en una prisión preventiva, en 2009. Los defensores de Magnitski sostienen que él fue detenido arbitrariamente y sometido a abusos carcelarios tras acusar a altos cargos del régimen de un fraude fiscal por valor de 230 millones de dólares.

El embajador McFaul dijo que la Casa Blanca rehúsa vincular la enmienda Jackson-Vanik con otras normativas legales sobre derechos humanos.

Pero los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, no cederán fácilmente a pesar de que la decisión de mantener en vigor la enmienda Jackson-Vanik “tiene significado político más que sentido común”,  comentó Valeri Gárbuzov, del Instituto ruso de EEUU y Canadá.  

“Asumen una actitud negativa hacia Rusia y piensan que Obama no actúa con suficiente dureza al hacer concesiones que los rusos usan para fortalecerse”, dijo.

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