Con el hallazgo de otros 25 cadáveres se elevó a 48 el número de rehenes que murieron en el asalto islamista a la planta de gas de Tiguentourine, cerca de In Amenas, en el sureste del país norteafricano,informaron anoche las fuerzas de seguridad de Argelia.
La operación de rescate llevada a cabo por las fuerzas de seguridad argelinas permitió liberar
a 685 ciudadanos argelinos y 107 técnicos extranjeros. Al menos 32 islamistas murieron y otros seis fueron capturados con vida.
El titular de Energía y Minas de Argelia, Youcef Yousfi, aseguró el domingo que la planta de Tiguentourine reanudará sus operaciones en los próximos días. “Puedo constatar que los daños materiales no son de gran importancia”, declaró el ministro tras visitar la central atacada, inaugurada en 2006 y operada por la petrolera británica BP, la noruega Statoil y la argelina Sonatrach. Las pérdidas por la parada de sus instalaciones alcanzan ya los 40 millones de dólares.
Yousfi descartó asimismo que Argelia solicite a otros países ayuda para garantizar la seguridad de los campos de petróleo y gas en el desierto argelino. “Vamos a reforzar la seguridad y contamos con hacerlo solo con nuestros propios medios”, recalcó.
Según la prensa, el grupo que atacó el pasado miércoles la planta de Tiguentourine tenía entre sus filas a una cuarenta de terroristas procedentes de siete países distintos (Túnez, Egipto, Malí, Argelia, Níger, Mauritania, Canadá) que estaban a las órdenes de Belmokhtar, un ex militante de Al Qaeda en el Magreb Islámico.
El objetivo del ataque fue capturar el mayor número posible de rehenes extranjeros para recurrir al chantaje y exigir el cese de la operación internacional lanzada contra los insurgentes islamistas en Malí. Los islamistas se proponían también hacer volar la central de gas.
