Corea del Norte desafía al mundo con su tercera prueba

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Pyongyang no renunció a sus planes y, el pasado 12 de febrero, llevó a cabo su tercera prueba nuclear en el noreste del país, cerca de la frontera con Rusia.

Pyongyang no renunció a sus planes y, el pasado 12 de febrero, llevó a cabo su tercera prueba nuclear en el noreste del país, cerca de la frontera con Rusia.

Esta fecha no coincidió con los pronósticos de los servicios secretos de EEUU y Corea del Sur.

Las esperanzas de que Corea del Norte cumpliese las exigencias de la comunidad internacional y  renunciase a hacer otro ensayo nuclear no se cumplieron.

Ante todo, el nuevo líder norcoreano, Kim Jong-un, que heredó el poder de su progenitor Kim Jong-il (que falleció el 17 de diciembre de 2011) debía demostrar que iba a continuar el rumbo político de Corea del Norte.

El pasado 12 de diciembre, Pyongyang logró poner en órbita un satélite científico mediante un cohete portador de fabricación propia que, en caso necesario, puede portar también cargas nucleares y abatir objetivos a una distancia de más de 10.000 kilómetros.

Corea del Norte quiso mostrar qué carga podrían portar sus misiles intercontinentales si apuntan a un enemigo y detonó un artefacto atómico de gran poder destructivo. El país se proclamó potencia nuclear en 2005 y hasta la fecha ha realizado dos pruebas nucleares subterráneas, en 2006 y en 2009, durante el Gobierno de  Kim Jong-il.

Corea del Norte y las sanciones internacionales

Por otro lado, Pyongyang decidió demostrar a la comunidad internacional que es imposible obligar a las autoridades del país a hacer algo. Corea del Norte no está dispuesta a sostener negociaciones con otros países como un socio inferior, sino que prefiere dialogar de igual a igual.

La prueba nuclear estaba programada. La reacción de la comunidad internacional al lanzamiento del cohete a finales del año pasado tampoco sorprendió a Pyongyang. El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ampliar las sanciones contra el país, al incluir en la lista de organismos y funcionarios sometidos a sanciones económicas a los dirigentes de la agencia espacial norcoreana y a los bancos que financian el sector de Defensa de forma directa o indirecta.

Corea del Norte califica todo esto como un complot de sus enemigos.

El Consejo de Seguridad de la ONU no puede pasar por alto la tercera prueba nuclear realizada por Corea del Norte. ¿Cómo debería ser su reacción? ¿Endurecería las sanciones? ¿Prohibiría la entrada en muchos países de los máximos líderes de Corea del Norte? El problema es que éstos salen del país muy raramente. ¿Congelaría las cuentas bancarias de los especialistas en física nuclear norcoreanos? Pero no tienen cuentas y, en general, los ciudadanos del país que tienen dinero suelen guardarlo en los calcetines.

Quizás el Consejo de Seguridad de la ONU amplíe la lista de artículos de lujo que se prohíbe  importar a Pyongyang. Pero ¿qué tiene que ver esto con las pruebas nucleares o los ensayos de misiles?

Pyongyang declaró en reiteradas ocasiones que no le asustan las sanciones, en particular, porque dispone de armas nucleares.

Corea del Norte como potencia nuclear

Además de las sanciones de la ONU, varios países han impuesto sanciones unilaterales contra Corea del Norte para aislarla del resto del mundo hasta que renuncie a su programa nuclear, mejore la situación de los derechos humanos en su territorio y sustituya la dictadura por la democracia.

Nadie está dispuesto a tomar en serio a Corea del Norte y esto no le gusta a Pyongyang. El país quiere demostrar que es una potencia nuclear y merece más respeto.

A día de hoy, se considera que el enemigo número uno de Corea del Norte es EEUU, que se niega a reconocer este Estado y lleva esperando su colapso desde hace más de 50 años. Washington prometió a Corea del Sur que nunca reconocería como legal la existencia de Corea del Norte, a pesar de que es miembro de la ONU.

Alrededor de 28.000 soldados estadounidenses siguen desplegados en el territorio de Corea del Sur bajo el pretexto de proteger del país de una hipotética ofensiva lanzada por Corea del Norte.

Después de que EEUU ayudase a derrocar en 2003 al régimen de Sadam Husein en Irak y el expresidente de EEUU, George Bush, caracterizase a la República Democrática Popular de Corea como parte integrante del “eje del mal”, Pyongyang implementó su propio programa nuclear militar ante la amenaza de repetir el destino de Irak.

El derrocamiento del líder libio Muamar Gadafi en 2011 y los actuales intentos de los países occidentales de cambiar el régimen en Siria sólo aumentaron las preocupaciones de Pyongyang.

Intentando agravar la situación

Corea del Norte suele optar por llegar a los extremos para que un problema empiece a resolverse. En cuanto al programa nuclear norcoreano, esto contribuía en el pasado al diálogo. La tercera prueba nuclear busca, entre otras cosas, sentar a Corea del Norte y EEUU a la mesa de negociaciones al más alto nivel para abordar los problemas de desarme y la retirada de las tropas estadounidenses de Corea del Sur. Pero esto es poco probable, porque estas tropas en realidad no protegen a Seúl de Corea del Norte sino de China, algo que Washington prefiere dejar en segundo plano.

Pero las negociaciones son posibles. A juzgar por todo, este diálogo se establecerá en breve. Pero es poco probable que se reanuden las negociaciones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano con la participación de Rusia, EEUU, China, Corea del Norte, Corea del Sur y Japón, porque este formato no conllevó la renuncia de Pyongyang al desarrollo de las armas nucleares sino que contribuyó a su creación.

Presidenta conservadora

Es necesario tener en cuenta que Corea del Sur tiene un nuevo líder, Park Geun-hye, hija del exdictador surcoreano Park Chung-hee, ganó las elecciones presidenciales celebradas en Corea del Sur. Se considera que la presidenta electa del país representa a las fuerzas conservadoras.

Además, en enero pasado, Corea del Sur se adhirió al Consejo de Seguridad de la ONU y ejercerá durante este mes de febrero la presidencia de turno de este organismo, que toma las decisiones más importantes en el ámbito de la seguridad global.

Los diplomáticos surcoreanos en la ONU tendrán que buscar soluciones a un problema que sólo puede agravarse. Pyongyang, que intenta incrementar su arsenal nuclear, no está dispuesto a renunciar a sus planes.

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI

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