El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, declaró hoy que el objetivo número uno para Moscú es arreglar la relación con Washington.
“Eliminar los problemas que se van multiplicando últimamente en nuestras relaciones es, sin duda, la tarea número uno, pues se trata de nuestros ciudadanos, de cómo son tratados (…) Por este trato juzgaremos la actitud hacia Rusia en general”, resaltó Lavrov en una rueda de prensa celebrada en Moscú.
El canciller hizo esta declaración tras reunirse con el asesor de Obama para seguridad nacional, Tom Donilon, quien se encuentra de visita en la capital rusa.
El pasado viernes, EEUU publicó la llamada “lista Magnitski” que impone restricciones de visado y financieras contra 18 jueces instructores y magistrados rusos supuestamente implicados en violaciones de derechos humanos, ante todo, en relación con la muerte del jurista Serguéi Magnitski en una prisión preventiva.
Rusia respondió el sábado con la publicación de una lista parecida, en la que incluyó a funcionarios estadounidenses que contribuyeron a la legalización de la práctica de torturas en la cárcel de Guantánamo o infringieron los derechos de algunos ciudadanos rusos, como el empresario Víctor Bout detenido en Tailandia para su posterior extradición y juicio en EEUU.
Lavrov reconoció que tanto Donilon como el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, con quien se entrevistó hace unos días en Londres, “son bien conscientes de una serie de factores que influyen negativamente en las relaciones bilaterales”. Mencionó en particular la “lista Magnitski” y la situación de niños rusos adoptados por familias estadounidenses.
Algunos de estos menores, como Dima Yákovlev, murieron aparentemente por culpa de sus padres adoptivos, lo que empujó a Moscú a prohibir del todo la adopción de niños rusos por ciudadanos estadounidenses. Sin embargo, los medios liberales en Rusia calificaron esta decisión de represalia contra el Acta Magnitski.
“Donilon dijo que la Administración de Obama entiende que son factores irritantes y tomará medidas para eliminarlos. Ya veremos. Juzgaremos por los hechos, no por las palabras”, subrayó el jefe de la diplomacia rusa.
Recordó que la enmienda estadounidense Jackson-Vanik, que introdujo en 1974 una serie de restricciones sobre el comercio con la Unión Soviética para promover la libre emigración de los judíos, fue abolida finalmente en 2012, casi dos décadas después de que Rusia cumpliera con todos los requisitos necesarios para su supresión.
