Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, las dos Pussy Riot liberadas por una amnistía en Rusia, se enfrentan ahora a un futuro incierto entre planes de reunificación del grupo y la labor de activistas, recoge hoy el diario RBC Daily.
Tolokónnikova salió ayer en libertad de una prisión en Krasnoyársk y manifestó la intención de centrar sus esfuerzos en la ayuda a los reclusos.
“Tengo que ayudar. Haré lo posible para ayudar a los reos. Ahora estoy ligada con vínculos de sangre con el sistema penitenciario”, dijo la muchacha.
Lo primero que va a hacer la Pussy Riot es luchar por la destitución del jefe de una de las cárceles donde estaba recluida en el marco del castigo carcelario de dos años por participar en la polémica oración punk en la Catedral de Cristo Salvador.
Aliójina que recuperó la libertad el mismo día que Tolokónnikova, manifestó que no se hubiera acogido a la amnistía si pudiera.
Tras salir de la cárcel en Nizhni Nóvgorod, la Pussy Riot se mostró indignada – ante numerosos periodistas que esperaban su salida – por no abarcar la amnistía a todos los presos políticos de Rusia.
En este sentido, Aliójina sugirió que la medida es un intento del régimen de mejorar su imagen en el exterior de cara a los Juegos Olímpicos de Sochi.
Según fuentes cercanas al grupo Pussy Riot, sus integrantes están divididas y a duras penas volverán a actuar juntas como antes.
“Todavía es prematuro hablar de los planes del grupo”, resumió Ekaterina Samutsévich, la tercera Pussy Riot enjuiciada por la oración punk en la Catedral del Cristo Salvador, en la libertad condicional desde octubre de 2012.
