El primer ministro David Cameron ha pedido hoy en el Parlamento británico una última oportunidad para reformar la Unión Europea, ante la presión creciente de los diputados “tories” para iniciar la cuenta atrás y forzar la salida de la UE, aprovechando la controvertida nominación de Jean-Claude Juncker para encabezar la Comisión Europea.
Se estima que más de 150 parlamentarios conservadores (de un total de 305) pertenecen a las filas de los “euroescépticos”. Decenas de ellos –incluidos varios ministros del Gabinete Cameron– han anunciado ya su intención de hacer campaña a favor de abandonar la Unión Europea.
Cameron ha reiterado hoy en el Parlamento su promesa de convocar un referéndum “a finales del 2017”, aunque ha advertido que su voto será “a favor de la permanencia del Reino Unido en una Unión Europea reformada”.
Al premier británico no le dolió sin embargo reconocer que la elección de Juncker fue “un mal día y un paso atrás para Europa”. Aun así, y tal como anticipó en un artículo publicado en el diario conservador The Daily Telegraph, Cameron reconoció que su Gobierno “deberá trabajar con el presidente de la Comisión Europea” y renegociar las condiciones de su permanencia, incluida la devolución de poderes en materia fiscal y judicial.
“Reino Unido seguirá siendo la voz de los que quieren el cambio en Europa y tenemos aún la esperanza de poder conseguirlo”, recalcó Cameron, en medio de un ruidoso intercambio de gritos de apoyo y de abucheos procedentes de los escaños de la oposición laborista.
“Nuestra estrategia en la Unión Europea se está tambaleando”, replicó por su parte el líder laborista, Ed Miliband, lanzando el dedo acusador a Cameron, al que espetó personalmente: “Usted ha vuelto de Bruselas como un primer ministro derrotado por 26 votos a dos. Lo que ustedes llaman espléndido aislamiento no es más que una humillante derrota”.
Cameron reconoció por su parte haber felicitado personalmente a Jean-Claude Juncker en su primer intercambio telefónico, en el que ambos expresaron su voluntad de llegar a un acuerdo sobre las “reformas” a las que aspira Gran Bretaña, partidaria de una “devolución de poderes” a los parlamentos, frente al empeño del ex primer ministro luxemburgués de trabajar por una mayor integración política de los Veintiocho.
Al primer ministro británico le espera sin embargo un camino de espinas, tanto en Londres como en Bruselas. “El nombramiento de Juncker hace que la salida de Gran Bretaña de la UE sea más probable”, asegura Charles Grant, del Centro para la Reforma Europea. “Gran Bretaña puede tan sólo conseguir cambios con la ayuda de otros países, y lo que ha ocurrido con Juncker ha servido para demostrar que tenemos pocos aliados”.
Según Grant, la retórica “euroescéptica” que ha utilizado Cameron en su viaje a Bruselas ha servido “para alienar a muchos de los líderes europeos y para alimentar las pasiones de los conservadores euroescépticos, que le van a presionar para lograr cambios que no serán posibles”.
Para Peter Wilding, director de British Influence, es aún demasiado pronto para cantar el “Brexit” (la salida de Gran Bretaña de la UE). “Debemos aprender la lección del caso Juncker para que no vuelva a ocurrir”, asegura Wilding. ”Gran Bretaña tendrá que usar a partir de ahora una seria diplomacia para impulsar los cambios que quiere conseguir en la UE. El juego no se ha terminado: no ha hecho más que comenzar”.
