El cubano Antonio Guerrero, condenado por espionaje a veintidós años de cárcel en EEUU, finalmente no expondrá sus acuarelas en Miami.
La muestra, titulada "Me muero como viví", tenía previsto inaugurarse esta semana, pero diversas organizaciones de cubanos en el exilio presionaron hasta lograr su cancelación.
En declaraciones al Diario Las Américas, Antonio Esquivel, presidente de la Junta Patriótica Cubana, comentó que ojalá "ese sujeto se muera antes de que exhiban las pinturas", mientras que para el alcalde de la ciudad, Tomás Regalado, la mera posibilidad de que fueran expuestas representaba un acto “irresponsable” y “una bofetada al exilio cubano”.
Guerrero fue condenado en 2001, junto a otros cuatro cubanos, por “atentar contra la seguridad nacional de EEUU”. También fue acusado en diversos foros de proporcionar la información que propició el derribo por parte de Cuba de dos avionetas de la organización anticastrista Hermanos al Rescate.
El gobierno cubano siempre ha afirmado que Guerrero y los otros fueron detenidos dos semanas después de que los servicios secretos cubanos hicieran llegar al FBI un dossier de doscientas páginas en el que se detallaban las supuestas actividades terroristas contra la isla caribeña de varios grupos opositores afincados en Miami.
Por su parte Amnistía Internacional, que ha rechazado “adoptar una postura sobre la culpabilidad o inocencia de estos cinco hombres”, considera que existen “dudas sobre la justicia e imparcialidad de su juicio”. La organización no gubernamental también se ha referido al hecho de que fuera celebrado en Miami “habida cuenta de la hostilidad dominante hacia el gobierno cubano en esa zona, haciendo imposible garantizar un jurado totalmente imparcial” y ha aireado cuestiones sobre “la solidez de las pruebas y las circunstancias de la prisión durante la cual tuvieron un acceso limitado a sus abogados y a documentación, lo que podría haber menoscabado su derecho a la defensa”.
