La obesidad, la contaminación, el tabaco y los accidentes de tráfico cuestan a China casi cinco millones de vidas anuales, según un estudio de la revista Lancet que certifica que el gigante asiático ha pasado de padecer los problemas de un país en vías de desarrollo a los habituales del mundo industrializado.
El estudio recuerda los avances en materias de salud en China, que ha eliminado enfermedades infecciosas que antes causaban epidemias o elevado la esperanza de vida desde los 40 años en 1950 a los 76 en la actualidad. Sólo medio siglo atrás, la calamitosa campaña maoísta del Gran Salto Adelante provocó en China la peor hambruna de la Historia moderna con decenas de millones de muertos.
Pero las consecuencias del rápido crecimiento económico suponen una "bomba de tiempo" que Pekín debe afrontar con urgencia, según el estudio firmado por los profesores Jeffrey Koplan, de la Universidad Emory de Atlanta, Huang Cheng, de la Universidad George Washington y Yu Hai, de la Escuela de Medicina de Zhejiang.
"China ha conseguido grandes avances en las condiciones de salud para su enorme población, pero ahora necesita reaccionar contra los inminentes problemas crónicos y tomar acciones firmes", señalan los autores, quienes subrayan la ventaja de poder apoyarse en el camino ya recorrido por los países ricos. "Muchos de esos riesgos pueden reducirse con intervenciones que muestran una alta eficacia", indican.
La contaminación del aire provocó 1,2 millones de muertes prematuras en 2010. El tabaco, por su parte, se cobra 1,4 vidas anuales y las perspectivas son fúnebres: dos millones en 2020 y tres millones en 2040, según el propio gobierno chino. El exceso de peso causa 363.000 muertes anuales y cálculos oficiales aseguran que en 2030 habrá en China más de 800 millones de obesos.
Los accidentes son la principal causa de mortalidad entre menores de 45 años, y la mayoría se dan en la carretera. La ONU calculó que 275.000 murieron en accidentes de tráfico en 2010. El estudio también incide en los enfermos mentales, cuyo tratamiento aún está en pañales. De los 173 millones de afectados, sólo "una pequeña proporción busca ayuda profesional", señala.
