La organización pide al Gobierno mexicano que tome “medidas con urgencia para poner fin al uso persistente y generalizado de la tortura por parte de la policía y las fuerzas armadas”, en un informe de 94 páginas del organismo fundado en 1962, cuya sede está en Londres.
El informe, titulado “Fuera de control: Tortura y otros malos tratos en México”, señala que ante el preocupante aumento del uso de la tortura y malos tratos, en México existe un “clima imperante de impunidad y tolerancia hacia estas prácticas”.
Sólo siete torturadores han sido declarados culpables en los tribunales federales, lamenta el organismo con carácter consultivo para las Naciones Unidas desde 1964.
Una mayoría de mexicanos viven con temor a la tortura dice AI, con base en una encuesta encargada por el organismo humanitario: el 64 por ciento de la población mexicana encuestada declaró “tener miedo de sufrir tortura en caso de ser puestos bajo custodia”.
“Las autoridades no pueden seguir mirando para otro lado”, afirmó Erika Guevara Rosas, Directora de las Américas de Amnistía Internacional, al denunciar que apenas se aplican las salvaguardias para prevenir la tortura y otros malos tratos, y “las investigaciones sobre las denuncias a menudo minimizan la gravedad de los abusos, y están predispuestas contra la persona denunciante”.
México, único caso en las Américas en campaña de AI
Este es el primero de una serie de cinco informes de países diferentes que se publicarán en el marco de “Stop Tortura”, la campaña global de Amnistía Internacional, los otros están en Asia y África, dijo a Nóvosti el director de Amnistía Internacional en México, Perceo Quiroz.
“La campaña global contra la tortura ha tomado cinco países como prioritarios: México, Uzbekistán, Nigeria, Filipinas y Marruecos”, dijo en entrevista el responsable de AI en México.
Interrogado sobre por qué México es el único país latinoamericano en esa lista, el director de AI ofreció dos razones: “primero, porque hemos visto una profundidad en la violación de los DDHH por tortura en esos países; y segundo porque son países con una estructura institucional y legal avanzada, suficiente para producir cambios tangibles en la vida de las personas”.
En otras palabras, en esa lista de cinco países que incluye a México, “la situación es grave; pero tenemos la esperanza de que pueda producirse una mejora del caso de la tortura”.
En las Américas, México “es el único país donde hemos visto un incremento preocupante de la tortura, en los últimos 10 años, 2003 a 2013, ha crecido 600 por ciento el de casos denunciados ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH, ombudsman estatal autónomo)”, dijo Quiroz, vía telefónica.
Una mayoría de mexicanos viven con temor a la tortura dice AI, con base en una encuesta encargada por el organismo humanitario: el 64 por ciento de la población mexicana encuestada declaró “tener miedo de sufrir tortura en caso de ser puestos bajo custodia”.
Las víctimas en distintas partes de México relataron a AI testimonios de “palizas, amenazas de muerte, violencia sexual, descargas eléctricas y semiasfixia a manos de la policía o las fuerzas armadas”.
Esos ataques por agentes policiales o militares a menudo tuvieron la intención de obtener “confesiones” o para que incriminasen a otras personas en delitos graves, dice el organismo internacional, para lo cual ofrece los casos de más de 20 personas torturadas.
El informe indica que, en una década, desde 2010 hasta finales de 2013, la CNDH recibió más de 7.000 quejas por torturas y otros malos tratos. Según informes recientes, en 2014 ha disminuido el número de quejas. Pese a ello, sigue siendo mucho más elevado que hace diez años, dice el reporte de AI.
La ley mexicana prohíbe pruebas obtenidas como consecuencia de la detención arbitraria o la tortura, “pero el sistema de justicia penal sigue admitiéndolas”, dice el reporte, lo que causa juicios sin garantías y condenas dudosas.
Las “escasas investigaciones oficiales” sobre denuncias de tortura “suelen ser deficientes”, e “incumplen las normas internacionales” establecidas en el Protocolo de Estambul, firmado por México.
La falta de investigaciones sobre las denuncias de tortura “supone un abuso por partida doble. Si las autoridades no recaban pruebas de los malos tratos, las víctimas carecen de la posibilidad de resarcimiento y no pueden demostrar que sus ‘confesiones’ han sido obtenidas mediante coacción”, afirmó la responsable de las Américas de AI.
Una década oscura
Interrogado sobre la posibilidad de que los registros de tortura hayan crecido debido a la creación de la CNDH hace más de 20 años, el director de AI en México explica:
“Lo que vemos es un crecimiento de los casos de tortura a partir de la estrategia de seguridad del ex presidente Felipe Calderón (2006-12), del despliegue de la guerra contra las mafias de las drogas”, dijo Quiroz.
En los últimos años, la violencia ha aumentado “vertiginosamente” en México: se calcula que desde 2006 han perdido la vida 80.000 personas en actos violentos relacionados con la delincuencia organizada, así como en operaciones del ejército y miembros de la marina, desplegados para combatir a los narcotraficantes y grupos de la delincuencia organizada, relata.
El gobierno ha manifestado como un logro que se haya reducido el número de denuncias ante la CNDH, de 2.114 casos en el año 2012, a 1.504 en el recién pasado 2013.
El director de AI replica: “Estamos viendo un aumento de 600 por ciento con respecto a 2003, y si bien es cierto que las cifras de 2013 son menores que 2012, sigue siendo una cifra muy elevada y preocupante”.
¿Es un problema cultural la práctica de la tortura en México? El responsable de AI en México, con un posgrado en Derecho Internacional Humanitario por la universidad de Notre Dame, EEUU, considera que sí: “La mayoría de mexicanos (63 por ciento) tienen temor a ser detenidos y torturados”, ilustra.
“En el imaginario colectivo es una práctica cotidiana y de peligro. Por otra parte, hay un 30 por ciento que están a favor del uso de la tortura. Hay un sector de la sociedad mexicana permisiva y tolerante ante la tortura”, dice el especialista.
Por otra parte, al utilizarla, “no asegura de que en verdad lleguen a la cárcel los criminales, sino los torturados”.
El análisis de AI, termina Quiroz, apunta a “un gran vacío entre lo que dicen las leyes y lo que pasa en la realidad. México ha ratificado tratados internacionales y ha reformado la Constitución para hacerla de avanzada; pero en la realidad eso no ha dado resultados positivos por la cultura de tolerancia permisividad hacia la tortura” se lamenta.
