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El problema inmigratorio en EEUU se solventa con inversión en desarrollo

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La solución al problema de la inmigración pasa por medidas de inversión en los países de origen y no por la represión reflejada en las políticas que se implementan actualmente en EEUU, opinaron este jueves varios expertos entrevistados por Nóvosti.

La solución al problema de la inmigración pasa por medidas de inversión en los países de origen y no por la represión reflejada en las políticas que se implementan actualmente en EEUU, opinaron este jueves varios expertos entrevistados por Nóvosti.

"Necesitamos resolver el problema de la inmigración mediante inversiones en programas de desarrollo que ayuden a la gente a plantarle cara a la corrupción, creando puestos de trabajo y otras oportunidades para que no necesiten ir más a EEUU", recalcó Padre Juan Luis Carbajal, cura y gerente de un asilo parroquial para inmigrantes en Guatemala.

Agregó que EEUU podría usar el dinero que gasta para equipamiento y armamento de sus guardias fronterizos e invertirlo en sanidad pública, educación, agricultura y creación de puestos de trabajo en los países de América Central.

Según el cura, Washington gasta cada año 18 billones de dólares para drones, puestos de control y otras formas de seguridad fronteriza, mientras que debería dedicarse al financiamiento de México y América Central a fin de parar los flujos de inmigrantes que llegan al país para encontrar trabajo o unirse a sus familiares.

"Algunos de ellos se encuentran en situaciones incluso peores las que dejaron atrás, por la deudas contraídas con los contrabandistas", indicó el Padre Carbajal.

El propio presidente estadounidense, Barack Obama, calificó de "roto" el sistema de inmigración del país y hace poco prometió llevar a cabo amplias reformas.

Solo en verano pasado unos 70.000 menores de edad de América Central alcanzaron el borde sureño del país solos.

Los contrabandistas llamados también "coyotes" cobran cerca de 7.000 dólares por inmigrante para atravesar ilegalmente la frontera de EEUU.

Suelen acompañarlos en pequeños grupos por rutas a menudo peligrosas a través de América Central, México y EEUU.

"Está claro que mientras la situación en sus países de origen no cambie, la inmigración continuará", explica, "hay que tener en cuenta no solo la situación económica y las oportunidades educativas para los niños, sino también el alto nivel de violencia que padecen", cree Hurtado Paz y Paz, coordinador técnico de la Asociación guatemalteca Pop No'j", que se dedica al trabajo con niños que proceden de empobrecidos grupos indígenas de la zona montañosa central de Guatemala.

Señaló que la mayoría de los niños emigra, en particular desde Honduras y El Salvador "escapando de la violencia".

"La pobreza y las pocas perspectivas educativas de Guatemala son los principales factores impulsores", destacó el experto.

Otro cura guatemalteco, Padre Ademar Barilli, explicó a Nóvosti que el aumento de la seguridad fronteriza en el sur de EEUU solo hace subir el precio del viaje, "la única cosa que está cambiando es la altura de las barreras y de las medidas punitivas en la frontera estadounidense lo que hace es potenciar el negocio de los contrabandistas y subir el precio cada vez más".

"Lo que no cambia es el estado de la gente de América Central que enfrentan la pobreza, el secuestro, la persecución y extorsión en sus propios países", recalcó al añadir que los inmigrantes "están buscando trabajo y dinero y es por eso que se ven obligados a marcharse".

Según Padre Barilli, un 80% de ellos tiene familiares en EEUU.

Wendi Ramirez, director del proyecto de la organización benéfica Kids In Need of Defense (KIND), explicó que cuando los inmigrantes de América Central quedan atrapados mientras tratan de atravesar la frontera, a menudo se convierten en víctimas de la violencia en sus propios países de origen.

"México no recoge la figura del refugiado para los niños que una vez detenidos por las autoridades migratorias, son deportados en el acto", dijo Ramirez.

Aclaró que es el problema que hay que plantear ahora ya que la mayoría de niños "se encuentran en situaciones peligrosas sin recibir protección".

Varios grupos de defensa de derechos afirman que los niños se enfrentan a situaciones realmente peligrosas y siendo deportados no tienen ninguna oportunidad para acogerse al asilo.

Otros críticos dicen que la deportación en masa provoca perturbaciones emocionales y destruye a las familias.

Se espera que la reforma de la legislación migratoria estadounidense pueda aliviar temporalmente la deportación de inmigrantes indocumentados, una cifra que se estima alcanza los 11.300 millones solo en EEUU.

Sin embargo, los republicanos advierten que las reformas no deberían alentar a la gente que entró en el país de forma ilegal.

Otros dicen que una legislación blanda podría inspirar a los más desesperados a emprender un peligroso camino hasta el norte arriesgándose a ser secuestrado o violado por las mafias.

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