El ministro de Exteriores israelí, Avigdor Liberman, ha publicado hoy su propio plan de paz, una propuesta en la que pide que se financie la emigración de los ciudadanos árabes de Israel.
En un manifiesto de su partido, Yisrael Beytenu, Liberman indica que está a favor de ceder zonas de mayoría árabe del norte de Israel a un futuro Estado palestino y proporcionar incentivos económicos para los árabes israelíes -el 21% por ciento de la población de Israel- que no se identifican con el Estado para alentarlos a abandonar el país, y que se instalen en el futuro Estado palestino.
La propuesta de Lieberman es una oferta para que los árabes israelíes "que se sienten parte del pueblo palestino [salgan del país] y resuelvan el problema de lealtades divididas y 'doble personalidad' que padecen. Podrán decidir si forman parte del estado de Israel o de Palestina".
"Los que decidan identificarse con Palestina pueden renunciar a su ciudadanía israelí y convertirse en ciudadanos del futuro Estado palestino. El Estado de Israel debe fomentar esto a través de un sistema de incentivos económicos", señala el plan de Lieberman.
El ministro ha hecho público este manifiesto en medio de crecientes señales de una crisis de la coalición del Gobierno israelí que podría llevar a elecciones anticipadas.
A pesar de que es un estrecho colaborador del primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, Lieberman tiene ambiciones de ocupar su lugar.
"El conflicto que afronta Israel no es sólo un conflicto territorial con los palestinos sino más bien un conflicto tridimensional combinado: los países árabes, los palestinos y los árabes israelíes", dice el texto de Lieberman.
"Por lo tanto, cualquier acuerdo con los palestinos tiene que incluir acuerdos de paz con los estados árabes e intercambios de población y territorio con los árabes israelíes", reza el manifiesto del ministro.
El plan no establece posiciones en las cuestiones más difíciles del conflicto entre Israel y Palestina, como el estatus de Jerusalén y las fronteras. Pero sí reconoce la necesidad de un compromiso territorial para alcanzar un acuerdo de paz con los palestinos y también con los países árabes.
"La nación de Israel es más importante que la tierra de Israel", dice Liberman, que explica por qué está dispuesto a renunciar a parte de la tierra.
El jefe de la diplomacia israelí promociona un viejo lema del partido: "No hay ciudadanía sin lealtad", dirigido directamente a la población árabe de Israel y que llama a premiar a los que colaboran con el estado y a aplicar medidas punitivas contra los que no lo hacen, incluso contra los árabes miembros de la Knesset (Parlamento israelí).
Se espera que Liberman presente este plan la próxima semana en una reunión de ministros de Exteriores de la UE en Basilea (Suiza), tras la que viajará a América para presentarlo en la reunión anual del Foro Saban.
La oferta de pagar a los árabes israelíes para que abandonen Israel ha llegado justamente cuando Netanyahu intenta impulsar un proyecto de ley para que Israel sea el "Estado-nación del pueblo judío, una medida que muchos árabes israelíes dicen que institucionalizará su condición de ciudadanos de segunda clase.
Un amplio número de figuras políticas se opone al proyecto de ley, que Netanyahu dice que es necesario para salvaguardar el futuro de Israel. Entre los opositores se encuentran el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y su predecesor, Shimon Peres. Pero el plan cuenta con el apoyo de los partidos de derecha y ultraderecha de la coalición de gobierno.
