La economía de Brasil parece comenzar a encarrilar su situación inflacionaria y acabó el 2014 con un Índice de Precios al Consumidor Amplio (IPCA) del 6,41%, según los datos divulgados este viernes por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
A pesar de que se trata del peor resultado desde 2011, cuando se cerró el año con un 6,5%, el dato se encuentra dentro del límite teórico impuesto por el gobierno brasileño en 2005 del 6,5%, un dato que hace apenas un mes parecía poco probable cuando la inflación llegó a situarse en el 6,82% a finales de año.
Sin embargo, tanto la previsión del Banco Central como del Ministerio de Hacienda han sido superadas por 0,02% y suponen un grave deterioro de la situación inflacionaria en comparación con el 5,91% del 2013 empujada principalmente por el sector eléctrico con una subida del 17% y el precio de los alimentos 8%.
En concreto, el aumento del precio de la carne en un 22,21% ha presionado el índice de inflación en los últimos meses debido al aumento de las importaciones a Rusia a raíz del aumento de demanda tras las sanciones impuestas por los Estados Unidos como consecuencia del conflicto en Ucrania.
"La menor oferta de ganado, mayor exportación, la presión del dólar sobre el precio de producción y la sequía son los principales motivos del fuerte aumento", explica la coordinadora del estudio del IBGE, Eulina Nunes dos Santos.
Desde que en 1999 se iniciase el registro del IPCA en Brasil, el mayor registro perteneció al año 2001 en el que se alcanzó un índice del 12,53% en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, fue este mismo gobierno el que en 1994 aplicó el llamado "Plano Real", que tuvo como consecuencia la entrada del real brasileño en sustitución del escudo, tras sufrir subidas de hasta el 82,4% de la inflación en marzo de 1990.
