"Queremos estimular la competencia porque cuanto más opciones se tengan para comprar las empresas tendrán que volverse más eficaces", declaró Levy ante una de las preguntas para concluir que "sólo entonces se podrá comprar más barato".
El discurso de claro corte neoliberal de Levy, muy alejado al de Dilma Rousseff en su primer mandato, se centró en los conceptos de "eficiencia", "competitividad" e incluso en la expansión de la economía de Brasil en nuevos mercados en una clara alusión al inminente despegue comercial de Cuba, tras la previsible caída del embargo estadounidense, a través de las inversiones del país en el Puerto Mariel.
"Cuando la economía se vuelve más eficiente, más competitiva se puede, incluso, conquistar nuevos mercados", aseguró Levy quien, sin embargo, avisó de que el camino de la eficiencia tardará en aparecer.
"El Brasil trabajador es el que sabe esperar para crecer y tener más empleo de calidad", respondió a un cibernauta preocupado por las cifras de desempleo que comienzan a afectar al sector industrial en las ciudades de Río de Janeiro y Sao Paulo, una expectativa que se presenta especialmente oscura para 2015.
Las palabras del ministro pidiendo paciencia y hablando de "empleo de calidad" no son casuales, en los últimos meses la industria petroquímica de Río de Janeiro despidió a 10.200 trabajadores mientras que solamente la emblemática fábrica Volkswagen de Sao Bernardo dos Campos, en la región industrial de Sao Paulo, despidió a 800 trabajadores tras una caída del 7% en las ventas y un 40% en las exportaciones a Argentina.
Esta misma semana, las primeras maniobras de Levy al frente de la economía de Brasil dieron sus frutos cuando el gobierno anunció un recorte del gasto, una medida sin precedentes desde la llegada al poder del Partido de los Trabajadores en 2003, que pretende ahorrar el 1,2% del PIB (unos 66.000 millones de reales brasileños) así como la creación de un Comité de Control del Gasto Público.
