De igual manera, la economía de la octava potencia mundial incumplió las previsiones de 2014 al situarse lejos del 1,5% estimado por el Banco Mundial y crecer apenas el 0,1%, un crecimiento cercano al nulo que unido a la creciente inflación cercana al techo del 6,5% dejaron entrever una panorama especialmente adverso en 2015.
Precisamente, la necesidad de reformas coyunturales de peso como el ajuste fiscal que prepara el nuevo ministro de Hacienda, Joaquim Levy, hicieron al Banco Mundial ser más conservador en sus proyecciones para el presente año que además estará marcado por la caída en el precio de las commodities y en especial del petróleo.
La escasa confianza del mercado, la reducción de las inversiones extranjeras y la severa desvalorización del real brasileño respecto al dólar (1 dólar norteamericano se compra a 2,64 reales brasileños) también son citados en el informe del Banco Mundial como serios escollos al crecimiento en 2015.
El estancamiento de Brasil se debe además a la difícil situación económica de algunos de sus países vecinos e importadores de productos brasileños como Argentina o Venezuela, por lo que la crisis en la mayor economía de Latinoamérica tendrá efectos perjudiciales en toda la región.