"La Policía Federal y Secretaría de la Defensa Nacional pusieron a disposición en la Procuraduría General de la República la madrugada de este día (viernes), a Felipe Rodríguez alias "El Cepillo" o "El Terco", sicario de la organización criminal autodenominada "Guerreros Unidos" y autor material del homicidio del caso Ayotzinapa quien ya se encuentra declarando", confirmó la PGR en un comunicado.
Detienen a Felipe Rodríguez, sicario implicado en caso Ayotzinapa. http://t.co/4tBN8ZcAOm pic.twitter.com/lyJzDuuwBT
— EL IMPARCIAL (@elimparcialcom) enero 16, 2015
"El Cepillo", integrante de esa mafia, que es un fragmento del mermado cartel de los hermanos Beltrán Leyva en el estado de Guerrero, era buscado bajo la acusación de haber perpetrado los ataque a balazos contra los estudiantes de la escuela normal rural de maestros de Ayotzinapa, la noche del 26 de septiembre y la madrugada siguiente.
El pistolero de esa pandilla de narcos en Iguala "es señalado de haber recibido a los normalistas de manos de policías municipales que los desaparecieron" en esa ciudad (200 km al suroeste).
En noviembre, el titular de la PGR, Jesús Murillo, acusó a "El Cepillo" de haber ordenado quemar los cuerpos, y hasta la ropa de los verdugos: "con el deseo pleno de no dejar el menor rastro quemaron los cuerpos con ropa, incluso la ropa de quienes participaron (…) para borrar toda pista".
El grupo especial de inteligencia que logró la detención de ese hombre –quien sería una pieza clave en el rompecabezas de la investigación– está conformado por la Policía Federal, agentes del servicio de seguridad nacional (Ciesen) y de la Defensa Nacional, y ocurrió en el estado de Morelos, que colinda con Guerreo y la capital mexicana.
En el último reporte oficial emitido el martes de esta semana, el director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, Tomás Zerón, revela que 97 personas han sido detenidas en el marco de la compleja investigación, y 45 están bajo proceso.
La versión oficial de las pesquisas indica que "existen indicios" de que los jóvenes de origen campesino fueron atacados en dos autobuses que habían ocupado por la fuerza para viajar a una protesta en la capital del país, por policías y narcos aliados confabulados con el alcalde de Iguala, José Luis Abarca (del PRD, centroizquierda), con saldo de seis muertos y 43 desparecidos.
La policía de la ciudad de Iguala los entregó a policías del pueblo vecino de Cocula, quienes los entregaron a los pandilleros de Guerreros Unidos, quienes los asesinaron y quemaron sus restos, lanzados a un río en ocho bolsas, según las pesquisas.
Las confesiones de tres verdugos detenidos llevaron al hallazgo de restos humanos calcinados en el basurero municipal de Cocula, en una zona agreste, cerca de un río de donde buzos de los investigadores rescataron dos bolsas cerradas con 17 restos humanos, enviados a un laboratorio en Innsbruck, Austria, donde hasta ahora ha sido identificado solo uno de los 43 desparecidos.
El hallazgo ocurre mientras los familiares han emprendido una semana de búsqueda en cuarteles y montañas de Guerrero, iniciada con disturbios en el cuartel de Iguala, que causaron seis civiles heridos entre los familiares y 11 militares lesionados.
El gobierno ha negado en forma enfática que existan indicios que apunten a algún involucramiento del Ejercito. Y el Ejército aceptó el martes abrir los cuarteles militares de Guerrero para que los padres comprueben que sus hijos no fueron detenidos por el Ejército ni están secuestrados ni fueron incinerados en las instalaciones castrenses.
