Los indigentes forzados a dormir en las calles aumentaron un 5% en toda la nación, de acuerdo con el informe ´El Monitor de los Sin Techo: Inglaterra´, publicado este miércoles.
Un estudio complementario de la Autoridad municipal del área metropolitana de Londres (GLA) confirma a su vez que 105 individuos han adoptado el aeropuerto de Heathrow como morada este invierno.
Un año atrás, el número de ´inquilinos´ habituales en las terminales del principal aeródromo de la capital británica se contabilizó en 54 personas.
Las dos reputadas ONG denuncian que el problema de los indigentes es mucho más extenso de lo que sugieren las cifras oficiales. El margen de diferencia supera el 60% respecto a las estadísticas avanzadas por el gobierno el año pasado.
"El informe revela la escala real de los ´sin techo´ en Inglaterra, que las cifras oficiales han dejado de reflejar", señala Jon Sparkes, director ejecutivo de Crisis, la principal organización en apoyo de indigentes sin menores a su cargo.
En Londres, la situación es incluso más crítica que en el resto de la nación. El número de personas en la penuria y en riesgo de perder su morada creció un 12% en 2014.
Más de 6.500 personas durmieron al raso alguna temporada del año anterior en la ciudad del Támesis. Este dato representó un incremento del 77% de los ´sin techo´ respecto a 2010, de acuerdo con estadísticas compiladas por Crisis.
"La investigación confirma la creciente divergencia entre las regiones, con Londres y el sur de Inglaterra registrando niveles más elevados de indigencia que en el norte. Esto es debido a los problemas estructurales en el sistema de vivienda", advierte Julia Unwin, directora de JRF.
"Para prevenir que la crisis se agudice se deben buscar alternativas a la propiedad de una morada, asegurando un lugar de residencia a largo plazo y a precios asequibles", añade la responsable de esta fundación enfocada a reducir la pobreza e impulsar el cambio social.
La investigación achaca el aumento de la indigencia desde 2010 a la escasez de viviendas sociales, el alto precio de los alquileres privados y el recorte de subsidios y prestaciones estatales impuesto por el gobierno de coalición de Reino Unido.
Los autores del estudio desvelan además el temor de los ayuntamientos ingleses de que "lo peor aún está por venir".
