Rousseff arremetió contra la gestión anterior a la llegada de su partido al poder en 2003.
"Si en 1996 o 1997 se hubiesen investigado y castigado a los corruptos, no veríamos ahora el caso de un funcionario que durante 20 años practicó la corrupción", dijo Rousseff en una clara referencia al exgerente de Servicios de Petrobras, Pedro Barusco.
"La impunidad lleva agua al molino de la corrupción", sentenció la presidenta, recordando que Barusco declaró ante la Policía Federal que comenzó a recibir sobornos de la empresa SBM Offshore en el año 1997 y de forma ininterrumpida hasta 2010.
Por otra parte, Rousseff quiso relativizar la responsabilidad de aquellas empresas que consiguieron contratos públicos a cambio de sobornos, entre ellas el gigante de la construcción Odebrecht.
"Quien practicó la corrupción fueron los directivos de Petrobras, que pagarán por ello. Ésa es la regla en Brasil", sentenció la presidenta.