En total, se espera que al menos 300 militares y dos helicópteros de la Fuerza Nacional serán enviados a lo largo de la jornada hasta el presidio para intentar contener la oleada de motines iniciada la semana pasada en varias prisiones del estado, según el acuerdo alcanzado entre el gobernador de Río Grande del Norte, Robinson Farias, y el ministro de Justicia de Brasil, José Eduardo Cardozo.
De los ocho centros penitenciarios que desde el pasado miércoles mantienen motines en activo, únicamente la Penitenciaría Estatal de Seridó y la de Pereirao, en la localidad de Caicó, mantienen focos de resistencia que la Policía Militar del estado no ha sido capaz de sofocar.
Sin embargo, los destrozos ocasionados por los presos en las prisiones de Alcaçuz, Parnamirim y la Prisión Pública de Natal han sido de tal magnitud que han obligado al gobernador Farias a decretar la situación de calamidad en el sistema de prisiones de su estado.
Entre las peticiones de los presos amotinados está la denuncia de las condiciones infrahumanas de los presidios del estado, uno de los más pobres del país, así como la instalación de una televisión y un ventilador en cada una de las celdas de los presidios.
El pasado lunes la Secretaria de Seguridad del estado ya avisó que no negociaría las condiciones con los presos.