La decisión del Gobierno de restablecer y abrir el museo fue su respuesta a los ataques del grupo terrorista Estado Islámico (EI) contra el patrimonio histórico de Irak.
El museo se cerró después de ser destruido durante una rebelión contra el expresidente del país Sadam Husein y todos sus artefactos históricos fueron trasladados a Bagdad.
Anteriormente, en el museo había más de 600 objetos expuestos pertenecientes a diferentes civilizaciones y de más de 7.000 años de edad.
Tras ocupar una parte considerable del territorio iraquí, los yihadistas del EI destruyeron y saquearon muchos monumentos históricos, mezquitas antiguas e iglesias tanto en Irak, como en Siria.
Tras ese suceso la UNESCO pidió convocar con urgencia una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para plantear la protección del patrimonio cultural de Irak y también envió una carta a la Corte Penal Internacional.
La expansión del EI, que ocupó una parte considerable de Irak y Siria, se ha convertido en uno de los problemas mundiales en 2014.
Este grupo, que cuenta con unos 30.000 militantes según la CIA, proclamó un califato en los territorios ocupados y aspira a ampliar sus dominios.