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Corrupción en cárceles de México incluye redes de prostitución y abuso sexual

© Sputnik / Denis VoroshilovCorrupción en cárceles de México incluye redes de prostitución y abuso sexual
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La corrupción, las condiciones indignas y maltratos en las cárceles de México afectan de manera particular a las mujeres presas, y llegan incluso a la existencia de redes de prostitución, indica un informe de 178 páginas de la Comisión Nacional de DDHH (CNDH).

"Este es el primer informe extenso y documentado sobre cárceles enfocado en las condiciones de las mujeres, una población socialmente invisible, porque casi todos los estudios en cárceles se enfocan en hombres", dijo a Sputnik Nóvosti Volga de Pina, del Instituto Mexicano de DDHH y Democracia (IMDHD).

La investigadora en el área de Seguridad y Justicia, con perspectiva de género del IMDHD afirma que existen "condiciones que afectan en particular a la población femenina, que ronda el 5 por ciento del total de la población carcelaria, tales como salud reproductiva, que incluye abortos, enfermedades de transmisión sexual, que nos son atendidas".

Con relación a las prácticas de prostitución, con base en testimonios de algunas internas ofrecidas a la CNDH, el informe contiene un anexo especial dedicado al tema dentro del Informe Especial sobre mujeres en prisión, en el cual describe las condiciones que la fomentan: "la corrupción, la saturación y las carencias que existen en los centros penitenciarios" de México.

La prostitución en las cárceles "es utilizada en ocasiones como una forma de pago para acceder a servicios de la institución (carcelaria), como por ejemplo una estancia y una cama para dormir o para recibir protección por temor a ser agredidas", dice la CNDH.

La prostitución se ejerce en al menos 20 centros carcelarios de México, detalla la investigación en 77 de los 102 establecimientos penitenciarios que albergan mujeres en México, realizada en 2014.

Cultura machista y estigma de la cárcel

La investigadora dijo en entrevista vía telefónica que "las violaciones por las condiciones carcelarias de las mujeres son gravísimas, son víctimas de una agresión múltiple por machismo, violación de derechos, son mujeres a disposición de autoridades corruptas".

"He estudiado casos desde la perspectiva de género en las cárceles –prosigue la especialista-, es un tema poco desarrollado, porque es menor el porcentaje de mujeres de la población carcelaria, es un tema invisible", en la opinión pública.

La población penitenciaria de México hasta 2014 ascendía a 249.912 personas, y únicamente 12.690 son mujeres, cifra que corresponde al 5 %, de las cuales 9.529 son presas del fuero común, mientras que las restantes 3.161 pertenecen al fuero federal, y menos de la mitad de estas mujeres están sentenciadas.

En las cárceles mexicanas, las mujeres padeces problemas de "alimentación, salud e higiene, violaciones de la libertad sexual y reproductiva, e incluso esclavitud sexual, a completa disposición de victimarios en situaciones de vulnerabilidad", prosigue la experta.

Detrás de esta realidad documentada por primera vez por la CNDH, que actúa como ombudsman federal autónomo, hay un problema de ocultamiento: "culturalmente, en México hay mucho estigma por las personas en la cárcel, pero si son mujeres o madres, lo cual genera abandono de sus familias, y ellas no tienen canales para la denuncia y la defensa".

Niñas y niños en prisión

Las prácticas indignas incluyen "abortos clandestinos, embarazo y parto dentro de la cárcel, mujeres que dan a luz en la cárcel sin atención, y finalmente niños nacidos en reclusión, que terminan viviendo presos", dijo a esta agencia la defensora humanitaria Volga de Pina.

Al momento de las visitas, la CNDH registró un total de 410 menores de edad conviviendo en prisión con sus madres en 51 centros de reclusión, algunos de ellos de hasta 12 años, como en Acapulco y Chilpancingo, capital de Guerrero.

La CNDH expresó "su gran preocupación por las condiciones y el trato que se brinda a las mujeres que se encuentran privadas de la libertad, y el trato a los niños y niñas que viven con sus madres internas" con base en una evaluación de decenas de centros de internamiento.

Las mujeres que viven en la cárceles "son una población carcelaria abandonada por los prejuicios sobre los delitos, muchas veces son migrantes, nacionales o extranjeros sin contacto con las familias, sin una red familiar que las apoye", explica De Pina.

México no es una excepción en la realidad de niños en prisiones con sus madres "culturalmente en América Latina es una constante –explica la defensora de IMDHD-, donde se deben buscar otros medios de readaptación social, que no sea la privación de la libertad, y que sistemas de ayuda a la familia y la infancia se hagan cargo".

"En el uso y abuso de la prisión como castigo, en general se criminaliza la pobreza, son personas sin acceso a defensa adecuada, muchas veces presas por delitos menores, que podrían acceder a otro tipo de medidas o sentencias en libertad", propone.

Finalmente, el predominio del crimen organizado y el narcotráfico complica la realidad de estas poblaciones "porque se usa a mujeres como "mulas" en la cadenas de tráfico de drogas".

La CNDH indica en su investigación que estas condiciones se presentan "especialmente en aquellos centros mixtos en los que existen grupos de poder", muchas veces dominados por criminales.

México bajo escrutinio

"La violencia contra la mujer también comprende, entre otros, la violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución y acoso sexual cuando es perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes", lo cual viola –advierte el ombudsman federal- la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (Convención De Belém Do Pará).

Los hechos relatados por las internas "constituyen actos que vulneran su derecho a una vida libre de violencia (…) sus derechos sexuales y el respeto de su integridad", prevista en esa Convención Interamericana de la cual México es firmante.

Esas irregularidades, "también pueden configurar actos de tortura", establecidos en instrumentos internacionales que "exigen que nadie sea sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes".

Las mujeres entrevistadas "se quejaron de la práctica de diversos actos de maltrato físico y psicológico, tales como amenazas y golpes, así como de humillaciones y tratos discriminatorios, infligidos por el personal directivo, técnico y/o de custodia".

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