La ley ofrecía al dueño de un restaurante o un estudio fotográfico el derecho de no atender a a un futuro matrimonio gay el día de su boda, amparándose en su propia libertad religiosa.
En una multitudinaria rueda de prensa Hutchinson ha explicado que "esta es una ley que en tiempos normales no sería polémica, pero estos tiempos no son normales".
"No elige ganadores y perdedores, la ley se ha vuelto polémica porque existe una gran división en cómo equilibrar la diversidad de nuestra cultura con las tradiciones y las convicciones religiosas firmemente arraigadas".
Hutchinson también ha reconocido que su propio hijo le ha pedido que no firmara la ley.
También ha pesado la contemplación del irreparable desastre sufrido por el gobernador Mike Pence, de Indiana, que en la última semana, tras firmar una legislación similar, se ha visto sometido a implacables críticas por parte no solo de los activistas y defensores de los derechos humanos, sino de empresas como Nike, la NBA, la NFL o Apple.