"El contrato previo ya había sido aceptado por la parte iraní, por eso, si es que Teherán está de acuerdo, es evidente que este documento se tomará como base para la redacción de un nuevo contrato", explicó a RIA Novosti el director del Centro de Análisis de Comercio Mundial de Armas, Ígor Korotchenko.
Este lunes el presidente de Rusia, Vladímir Putin, firmó un decreto que cancela las limitaciones para enviar a Irán los sistemas de misiles antiaéreos S-300. Al día siguiente, una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán informó a RIA Novosti que el canciller iraní durante su próxima visita a Moscú discutirá las condiciones de la entrega a Teherán de los S-300.
"Si Irán quiere adquirir sistemas nuevos, entonces producirlos tardaría por lo menos dos años. Otra opción sería entregar a Irán sistemas S-300 que estén actualmente en el arsenal de las FFAA rusas más el servicio de capacitación de los operadores iraníes en misiles de defensa antiaérea", señaló Korotchenko.
El experto explicó que los S-300 actualmente en posesión de las FFAA rusas podrían entregarse de forma inmediata, tras solo unos meses y podrían proteger los cielos iraníes antes de finales de este año, para luego ser reemplazados con sistemas nuevos producidos en Rusia.
Korotchenko cree que no se puede descartar a futuro el envío de sistemas más modernos a Teherán, como el S-400 en el nuevo contrato ya que no existen restricciones para exportar este tipo de sistemas de defensa a ningún país.
El experto cree que Teherán necesita crear un sistema complejo de defensa antiaérea que podría basarse en equipos rusos, si es que efectivamente Irán adquiere los S-300 y S-400.
"No hay que olvidar que Irán necesita no unidades sueltas sino que un sistema completo de defensa antiaérea. Es por esto que es importante dar el primer paso: enviar a Teherán los S-300 o s-400, terminar con este drama y ayudar a Irán a construir un sistema de defensa antiaérea a base de tecnología rusa", declaró Korotchenko.
Añadió que un sistema de defensa antiaérea complejo supone tener misiles antiaéreos de corto, mediano y largo alcance, como también una serie de estaciones de radiolocalización para el monitoreo del espacio aéreo, centros de mando y centros de análisis automatizado de datos y fijación de blancos.