La violencia de estos delitos "es una violencia ideológica", sostiene en declaraciones a Sputnik Nóvosti Jennifer Rebollo, gerente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) de España.
Rebollo mantiene que no "te agreden por lo que tú haces ni por lo que tú eres, sino por lo que representas, porque perteneces a un grupo que está estigmatizado" y por tanto "la agresión no solo se hace a ti sino que es un aviso para todo el grupo".
El colectivo con mayor implantación en España no participa, sin embargo, en el observatorio presentado hoy.
"No tenemos conciencia de que haya nada detrás", ha explicado su presidente, Jesús Generelo.
La FELGTB no "entiende" a qué viene el anuncio de hoy, cuando la organización lleva un año trabajando con el Departamento de Sanidad en un proyecto, Redes contra el Odio, que ya es otro observatorio.
Rebello cree que para acabar con los delitos de odio se "necesitan campañas, como las que se llevan a cabo contra la violencia machista, y formación a la policía, a las fiscalías".
Y también "trabajar en los colegios la educación por la diversidad, porque se ha de dar una respuesta integral a un problema complejo que tiene sus raíces en la intolerancia".
Según el último informe del Ministerio del Interior presentado hace un mes, cuatro de cada diez delitos de odio que se denunciaron en 2014 están vinculados a la orientación sexual de la víctima.
El 37% al racismo y la xenofobia, el 15,5% a los discapacitados y el 4,9% por creencias y prácticas religiosas.
Solo una de cada 10 víctimas de algún delito de odio, ya sea por orientación sexual, perfil étnico, racial o de cualquier índole, pone una denuncia.
El perfil de la persona que sufre un incidente homófobo es el de un "hombre joven de entre 18 y 30 años que tiene una alta visibilidad como gay y que está vinculado al movimiento asociativo" explica a esta agencia Alberto Martín Pérez, responsable del Servicio de Atención a las Víctimas del en FELGTB.
Estas personas suelen ser agredidas por "personas que les conocen", un tercio de las víctimas pueden identificar a su agresor como alguien que conocen y que forma parte de su entorno.
"Esto no quiere decir que un delito de odio no pueda producirse casualmente en calle, cuando te cruzas con una persona y te pega", matiza Martín Pérez.
Pero "muchas veces está planificado ya que estos incidentes generalmente no son casos aislados si no que ocurren en cadena", asegura el experto.
