Cuba: imágenes del diálogo

© REUTERS / Alexandre Meneghini12ª Bienal de Artes Plásticas de La Habana
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Nuevas expectativas comienzan a moverse en Cuba, generadas desde las altas esferas de decisión en unos casos y en otros desde las iniciativas individuales, aceptadas dentro del sistema político-económico del país… y en ocasiones hasta al margen de ellas.

Mientras se anunciaba la visita pastoral del Papa Francisco a Cuba y el presidente Raúl Castro pasaba por la Santa Sede para agradecerle al Pontífice su interés político, social y religioso por la isla, un doble del presidente Barack Obama se adelantaba al obispo de Roma y se paseaba por las calles de La Habana, donde saludaba afectuosamente a los cubanos que se hallaba a su paso mientras les prometía una rápida solución de los diferendos entre Washington y La Habana.

Entre una realidad que se concretará en septiembre, cuando el Papa argentino pise suelo cubano y la realidad ficcionada en el performance del artista de la plástica René Francisco puede encontrarse una de las posibles lecturas de la vida cubana de hoy: la de un país en el que comienzan a moverse nuevas expectativas, en unos casos generadas desde las altas esferas de decisión y en otros desde las iniciativas individuales que consiguen ser aceptadas dentro del sistema político-económico del país… y en ocasiones hasta al margen de ellas.

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El arte del deshielo
La 12ª Bienal de Artes Plásticas de La Habana, el más importante evento de las artes visuales que se celebra en la isla, ha sido como una vitrina de una parte de esas expectativas y nuevas visiones del proceso que se vive en el país. Este encuentro, que en su origen se concibió como una alternativa tercermundista a los grandes salones y mercados del arte internacional, ha presentado en esta ocasión una serie de obras que ponen su asunto, su mirada y su intención en la relación que se trata de reconstruir con el gobierno norteamericano y… en el mercado que puede tener el arte cubano ante una previsible avalancha de turistas llegados del país del norte.

Porque tras el muy sobriamente vestido presidente Obama, también fue visto en la capital cubana un Elvis Presley estrafalario que llegaba al festival de la plástica a comprar obras y su primera adquisición —según la imagen que ha circulado por las redes- fue nada más y nada menos que una mulata cubana… con todas las implicaciones y lecturas que pueda tener tal "adquisición".

Mientras, un grupo de importantes diseñadores cubanos, puestos de acuerdo con colegas norteamericanos, trabajaron en el proyecto "Happy together/Felices juntos", que, según la curadora encargada de su concepción: "A la sazón de las negociaciones políticas [entre los gobiernos de Cuba y EEUU], emergen numerosas interrogantes que fluctúan entre la incertidumbre y el optimismo", y, entre otras, se hace dos preguntas en el texto que ha circulado: "¿Cómo sería el cambio en la recepción de la ideología antes relegada? ¿Cómo se efectuaría el diálogo o confrontación entre dos culturas de doctrinas opuestas?"… y para empezar a responder esas cuestiones, el proyecto toma como pretexto personajes gráficos y animados que por su trascendencia se han convertido en íconos culturales… y, de esta forma, de la mano de doce diseñadores cubanos llegaron a la isla las figuras, entre otros, de Mickey Mouse, Superman, La Pantera Rosa y los Picapiedras, para convivir felizmente con personajes simbólicos cubanos*.

Ya en el pasado mes de diciembre, apenas unos días antes del anuncio del inicio de las conversaciones para el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países (decisión en la que, como se sabe, jugó un importante papel el Papa Francisco), un grupo de artistas cubanos radicados en la isla y otros asentados en Miami, se presentaron juntos en un auditorio de la ciudad del sur de la Florida para realizar un espectáculo que ellos mismos protagonizaron en la década de 1990 y que llegó a ser el más popular de los programas de la televisión cubana de su momento: Sabadazo. Los artistas de "dentro" y de "fuera" confluían por encima de las pesadas consideraciones políticas que los mantuvieron distanciados.

Todas esas señales, provenientes del mundo de la cultura, en muchos sentidos expresan una realidad que comienza a recorrer la sociedad cubana: la del disfrute de una distensión y de las esperanzas de una relación si no cercana, al menos afable, con el país del norte y con la comunidad cubana allí asentada. Y, a la vez, advierten de las presiones que, desde el seno de la sociedad insular, brotan como una explosión de expectativas.

Un caso dramático y alarmante es, sin duda, el de la salida de Cuba, por los más diversos medios (legales o clandestinos) de jugadores de beisbol esperanzados en insertarse en el circuito profesional norteamericano, y llegar incluso a participar en las llamadas Grandes Ligas de Beisbol. Las salidas de los últimos meses se producen cuando las autoridades políticas y deportivas cubanas han tomado la decisión de mediar como contratadores de deportistas cubanos en circuitos profesionales foráneos, una decisión que reclamaron con insistencia los jugadores cubanos de varias disciplinas como el volleyball, el baloncesto, el fútbol y, por supuesto, el beisbol. Pero la realidad se está moviendo en este caso más rápido que las decisiones administrativas y las conversaciones diplomáticas, y los jugadores de beisbol han optado por la solución individual. Alentados por la realidad de los contratos millonarios que han recibido algunos de sus colegas fugados de la isla y que hoy se desempeñan en el nivel más alto del beisbol mundial, los peloteros han decidido no esperar por un arreglo político que se dilata y que podría hasta incluir la necesaria derogación de la ley del bloqueo/embargo norteamericano.

Por otro lado, la trama social cubana —tan compacta en sus posibilidades económicas y sociales hasta la llegada de la crisis de los años 1990 a raíz de la desaparición de la URSS y sus subvenciones-, no deja de dilatarse entre los que por su iniciativa, capacidades, posibilidades están alcanzando mayores niveles económicos y los que —la gran mayoría- deben luchar día a día por su subsistencia a partir de la realidad, oficialmente reconocida, de que los salarios pagados por el Estado resultan insuficientes para el costo de la vida en la Cuba de hoy. Entre un sector y otro de la sociedad insular se está abriendo un abismo de posibilidades que pudiera incluso acentuarse con el previsible incremento de la cifra de turistas norteamericanos interesados en visitar el país.

Así, cuando en septiembre el Papa Francisco llegue a la isla del Caribe se concretará un hecho histórico: será el tercer Pontífice romano que, de forma consecutiva, arribe a un país que, antes de la visita pastoral de Juan Pablo II, nunca había sido pisado por un Papa. Francisco traerá a Cuba dos dádivas importantes: apoyo político internacional y alimento religioso y espiritual… Quizás para ese momento, ya cubanos y norteamericanos hayan abierto sus respectivas embajadas en Washington y La Habana. Pero, mientras tanto, la realidad cubana deberá seguir viviendo las contracciones de un contexto que ha entrado en una nueva dinámica en la cual, con cambios mayores o menores, amables o alarmantes, generará cada vez nuevas interrogantes y expectativas. Incluso, nuevas imágenes como las por ahora virtuales de Barack Obama, Superman y Elvis Presley enrolados en la Bienal de las artes plásticas del Tercer Mundo.

 

*José Antonio Michelena. "Happy together/Felices juntos", IPS Service.

 

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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