"Muchas personas creen, con todo, que la soberanía nacional ha sido transferida a Bruselas, esto es, a una institución conjunta de los Estados miembros", pero esto "no es así", dijo.
La UE, aclaró, "es una organización internacional cuyas directrices y ordenanzas se aprueban a través de las decisiones de la mayoría de sus Estados miembros".
En este sentido, detalló, "el tamaño de población de un país es un criterio decisivo: Alemania es, con diferencia, el país con más población de la Unión Europea, por lo que su voto tiene un peso mucho mayor que el de muchos pequeños países miembro" e "incluso países de tamaño medio como Suecia, Austria, Bulgaria, Portugal o Hungría, que tienen unos 9 millones de habitantes, apenas cuentan contra Alemania, que cuenta con casi diez veces esa población".
"Estos Estados, en consecuencia, no están transfiriendo su soberanía a Bruselas, sino en realidad a Berlín", afirmó Wehr, autor de varios libros críticos sobre la Unión Europea.
Este hecho es "algo que con la crisis en la eurozona cada vez es más evidente a más personas en los países de la periferia" ya que "las verdaderas relaciones de poder se han vuelto visibles".
"Por eso protestan los ciudadanos de Atenas, Lisboa, Nikosia, Dublín y Madrid, con toda la razón, contra la política del Gobierno alemán", aseveró este experto.
Para Wehr, "la pertenencia a una organización internacional como la Unión Europea limita obviamente la soberanía de sus Estados miembros de manera enorme".
"Esto es especialmente aplicable a los países de la eurozona" que "ya no pueden protegerse por sus propios medios, ya que carecen de divisa propia", sentenció el experto.