El argumento de la deuda "ilegítima u odiosa" sostiene que no debe exigirse la devolución de obligaciones externas que un gobierno contrajo contra los intereses del país.
Tal argumento fue aplicado por Ecuador en 2008, cuando el presidente Rafael Correa alegó que el endeudamiento había sido responsabilidad de gobiernos corruptos y despóticos y ordenó una auditoría que determinó una reducción de los montos de 70%.
También en el caso argentino se mencionó tal principio (aunque las autoridades argentinas no lo hicieron valer en sus renegociaciones), al rastrearse el origen del problema en el inicio de la última dictadura militar, en 1976, cuando la deuda externa sumaba algo más de 6.000 millones de dólares y representaba apenas una fracción del PIB. Pocos años después, el país debía 46.000 millones de dólares.
Régimen militar
Según Ellmers, "de modo similar a lo que pasó en muchos países de América Latina, los orígenes de esta crisis deben rastrearse en el régimen militar griego (1967-1974), que pidió abultados préstamos para fines no productivos y sin autorización ni legitimidad popular".
Los préstamos "tomados en las décadas subsiguientes fueron más que nada para refinanciar el viejo endeudamiento", abundó.
La red, conocida por el acrónimo inglés Eurodad, integra a 46 organizaciones no gubernamentales de 20 países europeos y lleva a cabo una campaña por la cancelación de la deuda griega, que en 10 días reunió unas 20.000 firmas en Internet.
"Es un llamado a cancelar la deuda, pero también a enfrentar problemas similares en otros países (como España y Portugal) y a crear mejores instituciones para administrar estos problemas en Europa y en otras regiones", sostuvo Ellmers.
En el caso griego, "a mediados de los años 2000, tanto el sector privado como el público habían acumulado enormes pasivos, también como consecuencia de la liberalización y la desregulación de los mercados financieros de la Unión Europea (UE)", que facilitó préstamos "imprudentes" de bancos extranjeros a Grecia.
El rescate de la troika
Los sucesivos paquetes de rescate que ha recibido Grecia desde 2010 por parte de la troika, que integran el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, determinan que ahora sus principales acreedores sean el FMI y naciones europeas.
Pero, opinó Ellmers, "esos préstamos jamás beneficiaron a la población".
De hecho, "90% del dinero fue para rescatar a su vez a los bancos y salvar sus inversiones y ganancias", argumentó.
Además, según el informe preliminar de la Comisión de la Verdad sobre la Deuda Pública que se publicó a mediados de este mes, "las condiciones impuestas por el salvataje de la troika violan la legislación de derechos humanos europea e internacional", dijo Ellmers.
Desempleo al 25%
Las condiciones de vida del pueblo griego se han deteriorado enormemente, el desempleo trepó a 25%, los salarios y las pensiones sufrieron cortes drásticos y el sistema de salud quedó destruido por las políticas de austeridad, describió el activista.
Esta es "una situación muy familiar para los países latinoamericanos que enfrentaron endeudamientos exagerados desde mediados de los años 80 hasta mediados de los 2000", dijo.
Pero las experiencias latinoamericanas "deberían servir de lección para el caso griego", insistió.
Argentina logró salir de su enorme endeudamiento porque el gobierno "tomó la iniciativa, dejó de pagar y efectuó a sus acreedores una oferta de reestructuración".
Ecuador, asimismo, "auditó su deuda, determinando que una parte importante era ilegítima y finalmente logró reducir el peso del endeudamiento respecto del PIB".
Además, en cuanto tuvieron oportunidad, tanto Argentina como Brasil y Uruguay liquidaron sus deudas con el FMI y el Banco Mundial.
En opinión de Ellmers, "la mayor parte de la deuda griega se debe cancelar" y la UE tiene la oportunidad de "establecer buenas prácticas" mirando hacia el pasado.
Alemania y la Segunda Guerra Mundial
Cuando Alemania sufrió un elevado endeudamiento luego de la Segunda Guerra Mundial, "sus acreedores conferenciaron en 1953 y negociaron el Acuerdo de Londres, en virtud del cual cancelaron una parte importante de la deuda y pusieron el pago del resto condicionado a los excedentes de exportación que obtuviera el país", alegó.
Ese acuerdo fue prerrequisito del "milagro alemán", el boom económico de las dos décadas subsiguientes que convirtió a Alemania en una potencia, observó.
Del mismo modo, Eurodad propone una conferencia sobre la deuda griega que asegure una importante quita y una renegociación que le dé condiciones para que su economía vuelva a crecer.
Desde los años 50 ha habido unos 600 casos de deudas soberanas que se volvieron inmanejables y debieron reestructurarse, la inmensa mayoría en países en desarrollo.
Está claro que se necesitan mejores reglas e instituciones internacionales para prevenir y administrar crisis de endeudamiento, indicó Ellmers.
A iniciativa de varios países latinoamericanos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) creó un comité que estudia un mecanismo mundial de manejo de deuda soberana.
El proceso se disparó por el litigio entre los "fondos buitre" y el gobierno argentino en tribunales estadounidenses, "pero en realidad se trata de la implementación tardía de un mandato que la ONU tiene desde la Conferencia de Financiación al Desarrollo, celebrada en México en 2002", dijo Ellmers.
En esa reunión, hubo un acuerdo político para crear este instrumento multilateral "porque ya entonces era claro que el desarrollo no era posible en estados que no hubieran resuelto el problema del endeudamiento, que es mucho mayor que una demanda de fondos buitre", dijo.
La expectativa es establecer un régimen en el cual jueces independientes, y no acreedores, tomen decisiones sobre las reestructuras de deudas y que los acreedores también rindan cuentas de sus políticas crediticias.
Para Eurodad lo más importante es que "ese nuevo régimen ponga por delante las necesidades y derechos de las poblaciones".
En estas negociaciones Argentina juega un papel muy activo, Bolivia preside el Comité y otros gobiernos de la región "están mostrando un gran compromiso", describió Ellmers.
Pero "la UE no está tan comprometida, y cuesta entenderlo, porque si hay una región del mundo que necesita este mecanismo es Europa", concluyó.