Groening se encargaba de requisar el dinero y objetos de valor a los prisioneros que llegaban a Auschwitz.
Según el fiscal de Hanover, con este trabajo Groening ayudó al régimen nazi a financiarse y apoyó los asesinatos sistemáticos.
La acusación se centró en el periodo entre mayo y julio de 1944 cuando más de 137 trenes con 425.000 judíos llegaron a Auschwitz procedentes de Hungría. Alrededor de 300.000 de ellos fueron inmediatamente enviados a las cámaras de gas.
La sentencia de cuatro años a Groening ha sido calificada como suave por el rabino de Rusia Berel Lazar.
"La cadena perpetua es poco para esta persona cómplice de estos crímenes (…) Hay delitos que no prescriben. Creo que la muerte es el único veredicto racional para esta persona que colaboró voluntariamente en estos asesinatos, ya no habló de hoy sino de 70 años atrás", dijo indignado el rabino en declaraciones a RIA Novosti.
Con este fallo, sostiene Berel Lazar, la justicia alemana "da una señal errónea a la gente que hoy intenta justificar el fascismo".
Este juicio es el segundo contra los nazis que no estaban implicados directamente en el asesinato de los prisioneros en los campos de concentración.
En 2011 la justicia alemana declaró culpable al ucraniano Iván Demianiuk de complicidad en la muerte de 27.900 personas en el campo de concentración de Sobibor, en donde era vigilante, y le condenó a cinco años de cárcel.