Temer, del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) y aliado del Gobierno, hizo este jueves un llamamiento a la unidad ante la crisis política que atraviesa el país, pero la respuesta del PSDB y de otros partidos de la oposición, como Demócratas (DEM), ha sido pedir elecciones, cuando Rousseff apenas lleva seis meses gobernando.
"Solo a través del voto en torno a un proyecto de salvación nacional se creará el ambiente para salir de esta grave crisis", dijo poco después Cássio Cunha Lima (PDSB).
Agregó que la intención del partido es contactar a los organizadores de las protestas a favor del "impeachment" de Rousseff previstas para la semana que viene para que incluyan la convocatoria de elecciones anticipadas en su lista de reivindicaciones.
Las protestas para el 16 de agosto han sido convocadas por movimientos como "Vem para rua" o "Movimento Brasil Livre", y el PSDB hasta ahora ha mantenido una prudente distancia para no ser acusado de estar instrumentalizando un movimiento que surgía de la calle.
De forma paralela a las estrategias de la oposición, el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff emitió ayer un anuncio en televisión en el que la presidenta aseguraba ser capaz de aguantar todo tipo de "presiones" y en el que el presidente de la formación, Rui Falcão, decía que era inadmisible cualquier intento de desestabilizar a un Gobierno elegido democráticamente en las urnas.
El anuncio fue contestado con protestas en forma de caceroladas en las principales ciudades del país, en una suerte de ensayo para las manifestaciones del 16 de agosto, que se prevén masivas teniendo en cuenta que esta semana Rousseff se ha convertido en la presidenta más impopular de la historia de Brasil, con un 71% de brasileños que piensan que su gestión es "mala o pésima", según Datafolha.
