La notificación la recibieron un total de quince templos que tienen dos semanas para demoler sus "estructuras ilegales" o desalojar estos recintos.
En algunos casos se trata de hostales para los fieles o almacenes que previamente fueron declarados ilegales.
Las autoridades urbanas aseguran que antes habían ordenado a las iglesias retirar las edificaciones ilícitas, pero estas no cumplieron.
Todo ocurre en medio de una amplia campaña de inspección de iglesias cristianas.
En la provincia, que cuenta con dos millones de cristianos, fueron reconstruidos y perdieron sus cruces unos 1.200 templos.
Esta práctica provocó una protesta de la comunidad cristiana en toda China donde denuncian que el Gobierno intenta frenar con las excavadoras el crecimiento del cristianismo en el país.
La semana pasada el obispo de Hong Kong, John Tong Hon, pidió al Gobierno poner fin a esta "purga".
En China hay al menos 100 millones de cristianos, según algunos datos, y su número crece constantemente.