"Nunca escuché de un país", dijo Cheney, "que acordara poner los medios de su propia destrucción en manos de otro, y menos todavía en las de un enemigo".
"Armar y financiar a los iraníes mientras al mismo tiempo les facilitamos el camino para dotarse de un arsenal nuclear no es un acto de paz" ni "se trata de la única alternativa a la guerra, es una locura", indicó.
Durante su mandato como vicepresidente, Cheney fue uno de los principales artífices de la respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 y de la invasión a Irak en 2003.
Entre 1995 y 2000 fue presidente de la compañía de hidrocarburos Halliburton, con sede en Houston y Dubai, de la que habría recibido más de 36 millones de dólares como pago por sus servicios.
La compañía y el propio Cheney fueron demandados por corrupción en 2010 por el Gobierno de Nigeria en relación con unos contratos, por valor de 182 millones de dólares, concedidos a la compañía para explotar yacimientos de gas natural en el sur del país.
Nigeria retiró la demanda 15 días más tarde, cuando la empresa se comprometiera a pagar 250 millones de dólares.