"No podemos seguir las declaraciones delirantes de los funcionarios húngaros ni, especialmente, las inaceptables, según el secretario general de la ONU, acciones de las fuerzas de seguridad de Hungría contra los refugiados, incluyendo los bebés, que sufren de las guerras", dijo.
Usar la fuerza contra las víctimas inocentes de la guerra y patrullar con ametralladoras no es un comportamiento que convenga a un país miembro de la UE, señaló.
"Esta situación excepcional requiere compasión, cooperación, solidaridad y coordinación con otros socios europeos, y no el repugnante cinismo, las declaraciones provocativas, el uso de la fuerza y la vuelta a los muros de la guerra fría", indicó.
A partir del 15 de septiembre Hungría cerró la frontera con Serbia para los refugiados causando una acumulación de unas 5.000 personas, que asaltaron un puesto de control fronterizo provocando unos enfrentamientos con la policía que se saldaron con al menos 30 agentes y 150 refugiados heridos y una treintena de detenidos.
Budapest ha acusado a Grecia de la crisis migratoria y sugiere crear una fuerza conjunta para detener la migración ilegal.
Desde comienzos de 2015 alrededor de medio millón de refugiados han llegado a la Unión Europea huyendo de la violencia en Oriente Medio y el norte de África.