El objetivo es retirar del mercado los vehículos comerciales que estén sujetos a la normativa europea afectados por el software diseñado para manipular las emisiones.
Esta medida "preventiva" podría afectar hasta a unos 3.320 vehículos nuevos de las marcas del Grupo Volkswagen.
El fabricante de coches alemán ya pidió disculpas a los consumidores españoles y prometió asumir "toda la responsabilidad y los costes derivados" de la manipulación de los motores diésel que emitían más gases contaminantes de lo permitido.
Estos coches no podrán ser puestos a disposición del público hasta que se aplique una solución técnica a la manipulación.
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La compañía también lanza un mensaje de tranquilidad y asegura que todos los vehículos afectados son absolutamente "seguros y aptos para la circulación". Las irregularidades detectadas están relacionadas "exclusivamente con las emisiones contaminantes".
Ante la gravedad de la situación, uno de los mayores escándalos y fraudes en el sector automovilístico de los últimos años, prometen que solucionarán la situación lo antes posible.