"El Departamento de Defensa considera importante reaccionar a las consecuencias del trágico incidente", declaró el portavoz del Pentágono, Peter Cook, en un comunicado.
Según indicó, una de las medidas que podría tomar el Departamento en este caso "serían los pagos de condolencia a los civiles heridos (en el bombardeo) y a las familias de los muertos a raíz de las operaciones armadas de los Estados Unidos".
El hospital fue bombardeado por las fuerzas de la OTAN cuando en el recinto médico se encontraban cerca de 200 personas.
El ataque destruyó parcialmente el edificio y causó 22 muertos –doce miembros del personal de la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras y diez pacientes– y más de 35 heridos.
El general estadounidense John Campbell, jefe de la misión de la OTAN en Afganistán, reconoció que las Fuerzas Armadas de EEUU atacaron el hospital por error y prometió investigar lo ocurrido.