A pesar de su continua vinculación a escándalos de corrupción por parte de la prensa conservadora de Brasil, Lula da Silva consiguió lograr el apoyo del 23 por ciento de los 2.002 encuestados, muy por delante del excandidato presidencial por el Partido de la Social Democracia de Brasil (PSDB), Aécio Neves, que consiguió un 15 por ciento.
A pesar de lo positivo de los datos para el expresidente Lula, los principales medios del país prefirieron destacar que éste concentró el mayor número de encuestados que declararon que "de ninguna manera" votarían a su favor, con un 55 por ciento, seguido del senador del PSDB, José Serra, quien resultó derrotado en las presidenciales de 2002 con un 54 por ciento.
Por su parte, Neves concentró un rechazo del 47 por ciento, es decir, apenas un 8 por ciento de diferencia con el Lula, una diferencia mínima para el discípulo en el PSDB del expresidente Fernando Henrique Cardoso, principal crítico de Lula en el país y que perdió la Presidencia de Brasil en 2002 dando inicio a los gobiernos del PT.
La oleada de acusaciones de la prensa del país contra Lula ha provocado que una parte significativa de los brasileños comience a asociar el nombre del expresidente a los escándalos de corrupción de Petrobras, todo ello sin que exista una sola prueba en contra de Lula da Silva, y repitiendo un proceso similar al protagonizado por la oposición del país contra la presidenta Dilma Rousseff.