El envío de un destructor con misiles en lugar de buques menores y el anuncio de nuevas operaciones son interpretados como una demostración de fuerza ante lo que Estados Unidos entiende como el auge del militarismo chino.
Navíos estadounidenses ya habían navegado en el pasado en las mismas aguas, pero entonces las islas no existían aún.
Washington no reconoce el derecho a China a levantarlas y considera esas aguas como internacionales y de libre paso.
Las fotografías muestran que China está construyendo pistas de aterrizaje compatibles con bases militares, pero Pekín ha repetido que las islas sólo cumplirán funciones civiles y ayudarán a la navegación internacional.
No es probable que la tensión se rebaje en el mar del Sur de China ya que China ha calificado su protección como una prioridad militar y Estados Unidos movió años atrás su interés geoestratégico hacia el Pacífico.