Más de 2.500 diputados del centro y la izquierda británica, líderes sindicales, estudiantiles y de la sociedad civil atendieron un debate en el Westminster Central Hall antes de manifestarse fuera y dentro de la sede del Parlamento británico.
La protesta forma parte de una extensa campaña para enmendar el texto actual de la Ley de Sindicatos, que se debatirá esta semana en los Comunes antes de someterlo al escrutinio de la Cámara Alta de los lores.
"Confiar en nuestros valores, permanecer solidarios en oposición a este equivocado proyecto legislativo", exhortó a los manifestantes Len McCluskey, secretario general de Unite, el principal sindicato del país.
El Gobierno pretende recortar el margen de maniobra de los sindicatos y prohibir huelgas en el sector público, como los recientes paros de los empleados del metro que forzaron el cierre en sucesivos días laborales de la red del principal medio de transporte de Londres.
Pero la reforma atenta contra los derechos civiles, según protestó hoy Shami Chakrabarti, directora de la ONG Liberty, antes de señalar: "la solidaridad está en nuestro bando, somos muchos y ellos están en minoría".
Además del recorte de libertades de líderes sindicales y piquetes, el equipo de Cameron quiere ilegalizar huelgas que no cuenten con una participación en la votación previa del 50 por ciento de la plantilla afectada.
Incidiendo en este punto, el ex candidato parlamentario del Partido Laborista, George Aylett, escribió en su cuenta de Twitter que "270 de los 330 diputados tories serían ilegales" si se aplica el mismo baremo en las elecciones generales.
"El texto legislativo inclinará el equilibrio de poder en el puesto de trabajo para colocarlo directamente en las manos del patrono y será contraproducente para las relaciones industriales", denunció Beth Farhat, secretaria general del TUC en el norte de Inglaterra.