Zheng Qingyue, que también dirigía la compañía Tianjin Port Holding, ha sido destituido de todos sus cargos públicos y será juzgado por negligencia.
Su asistente, Li Hongfeng, y el vicepresidente del órgano encargado de la seguridad, Zheng Shuguo, afrontarán la misma acusación, añade el medio oficial.
El gobierno de la ciudad portuaria ya había informado que Zheng estaba siendo investigado por haber descuidado sus deberes de control y haber permitido que la compañía Ruihai, propietaria del almacén, vulnerase las leyes.
La investigación de Zheng llega sólo dos días después de la detención de quien fuera máximo responsable de la seguridad laboral en China, Yang Dongliang, despedido pocos días después de la explosión.
La Fiscalía señaló que había aprobado las “medidas coercitivas” con las que suele referirse a la detención previa al proceso judicial.
La prensa oficial ya había informado con anterioridad de que Yang era sospechoso de abuso de poder, aceptar dinero y regalos, interferir en las investigaciones y dilapidar fondos públicos.
La explosión de Tianjin sirvió para que aflorasen los sistemáticos incumplimientos legales y el presidente, Xi Jinping, prometió limpiar el sector después de que el país hubiera “aprendido la lección con sangre”.
Las investigaciones periodísticas revelaron que la compañía Ruihai había operado durante ocho meses sin licencia y sólo podía gestionar 22 de las 700 toneladas de cianuro sódico de las que disponía.
El almacén, además, estaba a sólo 500 metros de un núcleo de viviendas cuando la ley estipula el doble.
La compañía había utilizado sus contactos con las autoridades locales para burlar la regulación.
