El martes, la compañía automotriz admitió un nuevo fraude que no solo afecta a los coches diésel, como en el caso anterior del escándalo del software que manipulaba las emisiones.
En esta caso hay al menos 98.000 coches, de los 800.000 implicados en todo el mundo, que son de gasolina.
Tras este segundo escándalo en apenas un mes, Volkswagen se mostró dispuesta a asumir todos los costes de la nueva revelación.
Estas nuevas informaciones sí podrían afectar a los ayudas que el Gobierno español ofreció a la compañía y a los usuarios para la compra de automóviles de esa marca, y que se cifran en 1.000 euros por vehículo.
Estas ayudas del Gobierno se enmarcaban dentro de los planes por eficiencia energética, el conocido como plan PIVE, para coches con bajas emisiones de dióxido de carbono, por lo que Volkswagen podría tener que asumir unos costes millonarios.